jueves, 29 de mayo de 2014

Lo que no tiene nombre

El dolor pareciera, tal vez por ley compensatoria, otorgarnos derechos. De la mano del dolor, por ejemplo, el enfermo grave o terminal puede hacerse un triste, patético tirano. Un gran duelo nos vuelve momentáneamente libres, o al menos así me lo parece mientras veo a los demás detenerse en el umbral de mi pena, poseídos por el miedo o el sobrecogimiento o el pudor. Mi propio gesto, mi espacio, mi silencio, mi voluntad me pertenecen ahora como nunca. También soy dueña absoluta de mi palabra. Es como si la muerte de Daniel me concediera vivir por unos días rodeada por un círculo de impunidad. Pero ese poder es irrisorio, es falso, inútil. Para tenerlo he tenido que pagar demasiado caro.

Y es que la sola palabra suicidio asusta a muchos interlocutores. En varios de los correos que recibo se habla de "lo que ha sucedido", o simplemente se soslaya el hecho mismo con expresiones como "te acompaño en estos momentos", o "te pienso todo el tiempo".

Genuinamente conmovidos, todos tienen, sin embargo, un pequeño temblor allá adentro: el estremecimiento agradecido de los sobrevivientes.

Una idea absurda me persigue: jamás el universo producirá otro Daniel.

"La verdad es maraña", escribe Javier Marías.

(Fragmentos de "Lo que no tiene nombre", de Piedad Bonnett)

miércoles, 28 de mayo de 2014

No me entrego desollada

No sé si lo sabías pero cuando te vi parada en la esquina de Córdoba y Gascón se me alteró de golpe la composición del cuerpo. Estabas con tres amigos y tenías una botella de cerveza chica en la mano, yo llegué y me paré a la izquierda de la entrada de Dasein, hasta que te acercaste a la puerta y entré al lugar mirándote de refilón. Cuando las organizadoras del evento me pasaron los más de sesenta textos para hacer una selección me hipnotizaron los tuyos. Eran dos, uno hablaba de perros y el otro de una moto, de líneas que fugaban por acción de lo veloz y de galgos desamparados. Estaban escritos con la ausencia de estridencia y con la frescura de una persona que imaginé bella. Te busqué en la red social, vi tu foto de perfil sentada en el pasto y mirando para abajo y confirmé que eras hermosa. Y te pedí amistad.
No sé si lo sabías, pero cuando subiste al lugar montada en esos borceguíes negros por esa escalera de madera oscura y crujiente y abandonaste el frío inesperado de la calle, inapropiado para ese sábado 21 de septiembre, una hora después de subir yo, y nos presentaron y quedamos a cuarenta centímetros una de la otra, te hablé y sentí mi voz disolverse como una barra de cera en el fuego, expandirse las pupilas de mis ojos como algas en el agua, y mientras me reacomodaba en la incomodidad de hablarle en la cara a alguien que me gustaba mucho, nos empezamos a sonreír bajando la bandera de largada a una coreografía visual que no paró de integrar escenas durante toda la noche. Hablamos de tus poemas, de cómo quedó colgada la muestra, en el medio te presentaron a otras personas y a mí me regalaron un libro de Scott Fitzgerald, El precio era alto. Me compraste una coca y cuando te la quise pagar me dijiste que te la salde invitándote más tarde una cerveza.
No sé si lo sabías, pero cuando se estaba haciendo tarde y la fiesta se estaba terminando y la banda de chicas que tocaban ukeleles había dejado de tocar, y yo había hablado con algunas amigas de que te iba a encarar y salí al patio para ir al baño y tomar el aire fresco necesario para devolverte la cortesía de la coca con una cerveza y con una invitación a que gustes de mí, nos cruzamos de nuevo y la cerveza me la pediste vos. Te dije: “Ahora vuelvo, esperame”, fui a comprar la cerveza de litro de la única marca que quedaba y me dieron el envase con dos vasos gigantes de plástico transparente. Entré y esta vez nos hablamos a veinte centímetros, y te dije mirando primero la camisa escocesa de friza que tenías puesta y después tus ojos: “Me gustás”; entonces vos me preguntaste: “¿Sí?, ¿y qué hacemos con eso?”; yo te respondí “todo” con los ojos, y dos horas y media después de pasarte mi dirección por celular, de terminar de jugar al ping pong y vos bailar electrónica en un boliche del microcentro, nos mensajeamos y nos tomamos cada una un taxi, nos encontramos en mi casa, nos besamos, hicimos el amor, escuchamos Victorialand de Cocteau Twins dos veces, y a la mañana siguiente te preparé el desayuno con mate dulce y pan de salvado doble con manteca que comimos en la barra, mientras tus gestos buscaban argumentos para no enamorarte.
No sé si lo sabías pero hace casi cinco meses que el amor nos transformó y que siento que el mundo tiene arreglo. Que abro los ojos pensando en vos y que hace dos sábados te compré un regalo porque te extrañaba demasiado. Que todos los regalos que te hice intentan ser la narración en forma de objetos de nuestra historia de amor. Que ir al cine y agarrarnos de la mano por primera vez en la oscuridad me hizo sentir arriba de un auto que vuela. Que me gustas más que todas las endorfinas que produce mi cuerpo. Que nuestra relación tiene vocación de recuerdo inolvidable. Que no cumplís con mi tipo porque lo vivís rebasando. Que nunca vi unos ojos como los tuyos. Que no tenía ganas de hablar de amor hasta que te conocí.
Pero no sé si sabías que no vengo con la marca de un lunar de nacimiento, sino con la de una abolladura. Que me gustan las películas de guerra porque los soldados hablan corto e importante porque saben que pueden morir en cualquier momento. Que las películas de amor suelen ocultar que a veces en la vida te bombardean con napalm. Que no sé soportar la dependencia y aprendí con pericia a tenerme a mí misma. Que mis brazos y mis piernas son todo lo que tengo, y todo lo que tengo cabe en ellos, y que mi boca es filosa como un cuchillo de cerámica y que a veces me preguntó qué estará cortando. Que mi brújula existencial está descalibrada. Que no dejo que nadie me suba la bicicleta por la escalera y que no pido ayuda aunque sé recibirla. Que me gusta la soledad como me gusta el whisky y la música country. Que no me da miedo mirar la forma que adquiere un precipicio y que el perdón más importante es el que se da uno a sí mismo. Que Poxi, mi perra, es mi compañera, que me imagino con ella hasta en un paisaje apocalíptico como el de La carretera. Que es poco lo que tengo porque todo es transitorio y que mi corazón pesa mucho como para sumar objetos. Y que tengo la fuerza de las plantas de los pies de un atleta africano. Que me encanta estar con vos y también jugar al fútbol con mis amigas, leer libros de madrugada antes de caer rendida y cocinarme una comida rica y sentarme en silencio para comerla. Y que el nuestro es un paréntesis que podría no haber sido.
El amor es un relato que nos deja a la intemperie, a estar expuestas al destino de fracasar, porque el amor, a pesar de estar hecho de la materia del deseo, está libre de él y hace lo que quiere con nosotras. Porque sabemos bien que a pesar de San Valentín y su ejército voluntario de corazones biempensantes, de corazones con relleno Bon o Bon, todo amor es un amor ya perdido, todo amor es un amor que se ejercita en la angostura de una cornisa sobre un paisaje vacío de 360 grados. Porque si bien alguien dijo que amar es vivir en la temperatura de la eternidad, sabemos que el amor es aquello que no puede detenerse para evitar que se pierda. Por eso no me ofrezco en carne viva ni me ofrezco desollada, me ofrezco reafirmando mis potencias y sabiendo que soy por mí misma narrada. Porque podemos dejar de amarnos pero no podemos dejar de narrar ni de narrarnos.
El lunes me dejaste y la vida sigue, y las cosas no “pasan”, se acumulan todas. Y a ellas y a todo sobrevivimos. Porque todo lo que nace separado muere de la misma forma. Y voy a llorar por eso un rato, pero después me voy a parar como un ternero recién nacido y voy a continuar mi camino.

martes, 27 de mayo de 2014

Notas de 1999:

Hace más de tres horas que leo. Barthes y algo de Octavio Paz. No tengo sueño. Estoy rara, tengo ganas de llorar. Miedo, bastante miedo. Apago la luz, los demás duermen, respiran. No quiero pensar. Lloro. Un poco. Con el llanto, recuerdo que el dolor se soporta, que todo se soporta. El miedo se empieza a callar, se va apagando, y vuelvo a sentir que puedo estar sola.

lunes, 26 de mayo de 2014

Arrecife

Pasé la primera parte de mi vida tratando de despertarme y la segunda tratando de dormirme.
Me pregunto si habrá una tercera parte.

Hay canciones cuyo descaro sentimental define las inconfesables emociones de una época. Lo que sentías y no te atreviste a decir cristaliza ahí. El veneno que repudiaste cuando fue actual regresa como el maravilloso azúcar de los días perdidos. 
(...)
Esa tarde, en La Pirámide, la melodía llegó por su venganza. Cuando Feelings estaba de moda, yo aún podía arriesgarme a arruinar mi vida. Tal vez fue eso lo que me golpeó: recordarme como alguien que todavía tiene el desastre por delante.

Ser amigos significaba entonces compartir el tedio. Nos reuníamos por un vago deseo de pertenencia o para no estar en nuestras casas, donde los aparatos aún no se habían vuelto interesantes.

"El peligro es el mejor asfrodisíaco", explicaba: "Nadie se permite tantas licencias como un sobreviviente."

Los niños están en contacto permanente con sus rodillas. Conocen sus costras, sus raspaduras, sus cambiantes moretones. Crecer es olvidarse de las rodillas.

Cada instante ocurre en el vacío. Sólo cobra consistencia como anticipación o recuerdo. El futuro y el pasado existen, no el presente. Durante años había aceptado el gran dogma existencial del drogadicto, la supremacía del Aquí y Ahora, la eternidad del instante. Luciana me sacó de ese delirante presentismo. Dejé la droga, lo cual quiere decir que acepté el flujo del tiempo.

-Moverse en las ciudades va a ser un trabajo para especialistas, para choferes, mendigos y repartidores de pizzas. Lo mismo va a pasar con los viajes. Los ricos comprarán sensaciones en Internet. Sólo los jodidos irán a los sitios desagradablemente reales.
(Fragmentos de "Arrecife", de Juan Villoro)

domingo, 25 de mayo de 2014

Bertolt Brecht sobre distintas cosas:

Las revoluciones se producen en los callejones sin salida.

Si la gente quiere ver sólo las cosas que puede entender, no tendría que ir al teatro: tendría que ir al baño.

El arte no es un reflejo para reflejar la realidad, si no un martillo para darle forma.

Un hombre debe tener por lo menos dos vicios, uno solo es demasiado.

Al río que todo lo arranca lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho que lo oprime.

El regalo más grande que le puedes dar a los demás es el ejemplo de tu propia vida.

(Bertolt Brecht en las "Perlas cultivadas" de la Revista Ñ)

miércoles, 21 de mayo de 2014

Saajan a Ila sobre la repentina vejez:

La otra mañana, cuando estaba saliendo del baño, olvidé algo. Volví a entrar y el lugar olía exactamente igual como si mi abuelo se hubiera duchado. Era como si él hubiese estado allí. Pero no era él. Era yo. Yo y el olor de un hombre viejo. No sé cuándo me hice viejo. Tal vez esa mañana, o antes de eso. Y tal vez si me hubiese olvidado algo en el baño hace tiempo me hubiese dado cuenta antes.    
                                       (Saajan a Ila en "The Lunchbox")

martes, 20 de mayo de 2014

Toni Servillo sobre el teatro:

Cortarle la respiración al espectador con la obra que estoy representando. Ese es el objetivo. Eso de andar siempre sobre el hilo que te mantiene la respiración sostenida y que te procura emociones fuertes. Yo creo que el teatro es el lugar donde uno verifica y ratifica el sentido de su profesión. (...) Porque te pone todas las noches en juego y, por lo tanto, existe la posibilidad del fracaso. Y si sabés que convivís cada día con una posibilidad de fracasar, entonces estás con los pies en la tierra. A diario debés empezar como el primer día. Por lo tanto no me pertenece el concepto de "star". Me parece un poco ridículo. Cuando yo era chico, las estrellas de cine estaban verdaderamente en el cielo, incluso para nuestro padres. Eran personas que vivían en un universo mítico. Las estrellas de hoy son grotescas. (...) Yo me considero un intérprete. No escribo textos; interpreto y transmito alguna cosa que creo haber comprendido de lo que figura en un texto teatral. Naturalmente la emoción del teatro es que todo eso sucede en vivo. Es más, diría que en una sociedad que reniega de la muerte o que tiende frenéticamente a la vida desde todo punto de vista, el teatro es una extraordinaria exaltación de la vida. Quizá hasta ilusoria. Se tiene la ilusión de vivir más. Porque sucede algo que está vivo, que respira. Por eso no podría ser director de cine. Si tengo algo bueno para dar, lo doy en el momento en el que actúo y me expreso vivo. Un director de cine toma apuntes, escribe los diálogos, el guión. Luego filma, después vienen el montaje, la edición. El teatro, va directamente del productor al consumidor. En este sentido es bio el teatro. Sin efectos especiales, sin micrófonos, sin cambios de escena, el teatro es biológico y ofrece un poco la ecología de la mente. El teatro tiene la posibilidad de poner a los hombre desnudos frente a sí mismos.

lunes, 19 de mayo de 2014

Raúl Brasca sobre la microficción:

El escritor de microficción sólo cuenta con dos materiales para trabajar este género: las palabras y el silencio, y el secreto radica en lograr que ambos sean igualmente significativos.

La microficción procede a desmontar las diversas capas de la apariencia, a veces a valorizar detalles que parecían irrelevantes, a revisar los lugares comunes del pensamiento y también los del lenguaje. Todo eso para permitir que aquello que se quiere transmitir emerja por sí mismo y súbitamente al final. Lo transmite si explicitarlo. Los finales pueden ser de índole diversa y hasta no existir, pero siempre la última línea provoca un efecto conclusivo que aparece en el lector un segundo después de terminada la lectura. La microficción es tiro por elevación y lo que busco en ella es que de en el blanco. Cuanto más impensable y necesario es el recorrido de la bala, mayor es el deslumbramiento que produce si da en el blanco.

Un ejemplo:

Superyo
Iba por la mitad de la cuadra cuando me vi venir doblando la esquina. Sin duda yo venía por mí y mi cara me acusaba. Como siempre que me pasa esto, tuve miedo de mí mismo. También como siempre, no logré pasarme de largo ni hacerme rebotar. Irreparablemente, me metí en mí y me declaré culpable.

domingo, 18 de mayo de 2014

Antes era así, a mano:

This is a romance chain letter. It has been around since 1942. Copy this letter and give it to four girls but not guys. You've 4 days to complete this pose and on the 4th day cut a piece of candy and say the name of the boy you like. He'll either ask you out or fall around with you. THIS IS NOT A JOKE. It has been proved to work. Good luck. If you break this chain you'll have bad luck forever!

sábado, 17 de mayo de 2014

Mario Bellatin sobre la escritura:

Puede pasar que me aburra. Pero no sufro la escritura, ni el terror de la página en blanco. Pero sí me da flojera, prefiero hacer otra cosa. Me pregunto por qué estoy haciendo esto (escribiendo) cuando preferiría hacer otra cosa, pero lo hago. Tengo esa cosa de los perros que me sirve de explicación. Son tres cosas en realidad: perros, bicicleta y escritura. Tienen mucho en común. Tengo tres perros. Tengo uno que es perfecto, de película, autosuficiente. Y tengo dos galgos gigantes, que son como caballos. Vivo solo, mi casa no tiene jardín ni patio. Tengo que estar sacando todo el tiempo a los perros, a las 5 de la mañana. Mi hijo no entiende por qué me complico la vida así. Y yo podría decirle que me encantan los perros, o que me cuidan la casa, pero no: no hay respuesta. Con la escritura tampoco: no sé por qué, pero lo hago. 

viernes, 16 de mayo de 2014

How to become a writer

Me tomo cinco minutos y leo UN CUENTO de Loorie Moore: Cómo convertirse en escritora.

jueves, 15 de mayo de 2014

Utopía


¿Qué pasaría si todos los publicistas se iluminasen como PACHI TAMER?

miércoles, 14 de mayo de 2014

Doris Lessing sobre la energía para escribir:

Siempre le digo a la gente más joven que yo: "no te imagines que tendrás energía para siempre. Usala mientras la tengas, porque se va. Desaparece como el agua que se escapa por un desagüe".

martes, 13 de mayo de 2014

Los antiguos "e-mails" de la primaria

María:
Bueno le voy a decir a mamá que me arreglé con vos. Gracias por no irte con Sol el domingo. Gusto de Martín ¿de quién voy a gustar? ¿Te gusta Pierre? Es simpático pero feíto ¿no? Un pedo líquido.
Vicky
PD: Contestame o te mato.