viernes, 17 de julio de 2020

El peso del mundo en cuarentena V

Extraño las conversaciones con desconocidos.

Vivir como si tuviésemos una enfermedad mortal: la vida misma. No hay cura, no hay vacuna, no se salva nadie. Sentir esto cada día para perder el miedo.

Veo documentales en todas partes.

Empiezo cada día como si fuese lunes y lo termino como si fuese viernes. Todos los días ese intento de nuevo comienzo limpio y el desborde hacia el final, derrapando.

Ese momento frente a un horizonte, las montañas o el mar, en donde uno piensa en la propia vida, en lo recorrido hasta aquí. El viento en la cara, la naturaleza, el aire limpio y esa sensación de que pase lo que pase podremos atravesarlo. Extraño esos momentos.

Estoy sintiendo una especie de Síndrome de Estocolmo con la cuarentena.

Los cuadernos, los lápices, los papeles de colores para notas, la abrochadora. Cosas que me tranquilizan y me alegran.


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