Todo lo que haga hoy en Cali es un
regalo, este día es un regalo. Se suponía que llegaría a la ciudad hoy por la
noche, pero me han cambiado el vuelo para ayer. Hoy no debería estar aquí.
A causa del jet lag, me desperté a las cinco y media de la mañana, es
maravilloso levantarse a esa hora con la fuerza de haber dormido mucho.
Salí del hotel a las nueve, después de
contestar a todos mis correos, bañarme y desayunar con Luis Ospina y Paco Poch. Salir de un hotel cinco estrellas a una
ciudad como Cali es salir a la vida, el hotel es otra cosa, no sé muy bien qué
es pero es otra cosa, no “vida”. La vida es las calles, la gente, los puestos
de frutas. Cuando salí del hotel me sentí libre.
Caminé por el costado del rio hasta el
Museo La Tertulia. El rio de Cali es silvestre, parece una cicatriz de naturaleza.
Crucé un picaflor por el camino peatonal, que de un lado es verde y del otro
puro tráfico y construcción. Los autos y el agua del río parecen jugar una
carrera que los primeros ganan por lejos. Todos te advierten acerca de los
robos, yo creo que el verdadero peligro de Cali son los autos. Hoy volví a
nacer intentando cruzar una calle.
En el museo vi una exposición de KarenLamassonne: “Desnuda astucia del deseo”. Ella perteneció también al GRUPO DE CALI, grupo de artistas de los cuales uno de sus principales miembros fue Luis Ospina. Me impresionaron mucho sus acuarelas de
mujeres en baños, y también que uno de los textos de la muestra la llamara
“pintor-mujer”.
En un segundo edificio del museo había otra
muestra sobre Cali en los 70. Pude ver el documental de Luis y Carlos Mayolo, “AgarrandoPueblo”. Es una maravilla y por suerte está casi al final del recorrido porque
después de verlo ya no quise ver nada más.
A la salida del museo caminé agarrando
pueblo. Vi un hombre deforme con la cabeza torcida pegada a un hombro seguido
por su perro. Crucé a varios hombres que caminaban entre la indigencia y la
locura. Varios otros, muy flacos, tirados durmiendo en la calle, acurrucados en
posición casi fetal con un vaso de plástico cerca. Estados del ser humano que
son irretratables. Nada ha cambiado desde el documental de Luis en 1978.
Más delante, en el camino me encontré con
un mural que me llevó a pensar en lo machista que es el concepto de “musa”. Los
artistas son los hombres, a los que mujeres hermosas y desnudas vienen a
inspirarlos para escribir, pintar, crear. Los hombres crean, las mujeres
inspiran. Debo empezar a pensar en la idea de “muso”.
Me metí a caminar por el centro a buscar
el tomo II de “En busca del tiempo perdido”, me hace ilusión la idea de comprar
cada uno de los tomos en una ciudad distinta. Entré a una librería hermosa. No
tenían el libro pero me recomendaron una feria donde buscarlo. En la despedida me
desearon mucha suerte y que vaya con Dios. No sé si por creencia religiosa o
porque la feria estaba literalmente junto a la Iglesia La Merced.
Cuando llegué a la feria, al preguntarle
a los vendedores, se empezaron a gritar de puesto en puesto ¡¿En busca del
tiempo perdido?! El otro negaba con la cabeza y después giraba para dirigirse a
otro vendedor ¡¿En busca del tiempo perdido!? Pero él tampoco lo tenía. Esa
cadena de gritos era poesía. La búsqueda de un libro en busca del tiempo
perdido. Todo a los gritos, entre motores, conversaciones y bocinas. El tiempo
que se va.
De vuelta en el hotel almorcé con PazEncina. Hablamos de los proyectos y de la vida, que en este caso sí son lo
mismo. Buena conversación.
He pedido los enlaces a las películas que
me corresponde ver cómo jurado del festival. Pero ninguna de las tres personas que se contactaron conmigo
para darme la bienvenida y ofrecerme ayuda han respondido a mi correo. Una
trata de hacer las cosas bien pero no la dejan. Me debato entre intentar ver
todas en el cine, que sería lo correcto y justo, pero también me pregunto si
hay justicia para la cuarta película que vea en un solo día. ¿Debería priorizar
lucidez o formato?
Intercambio unos mensajes con Luis acerca
de mis impresión de la muestra de Karen, “Finalmente se le hace un justo
reconocimiento a su obra”, me escribe. Pienso en el tiempo perdido de las
mujeres artistas, el tiempo que nos robaron de la historia del arte.
Tenía intención de ir a nadar pero se ha
largado a llover y el cielo está negro. Empiezo a estar cansada por el jet lag, me duele la cara y me pesa el
cuerpo. Decido ir al sauna y al jacuzzi y esto me deja demasiado relajada, casi
dormida.
Junto fuerzas para bajar a cenar. He
quedado con Paz. Hablamos sobre las dificultades. Aunque tenemos
dificultades distintas, porque ella ya está muy establecida como directora, la
dificultad termina siendo una sola: hacer una película.
Al volver a la habitación, vuelvo a
pensar en las artistas, en Paz, en Karen y, con algo de pudor, en mí. Repasando
las fotos del día me entero de que la mejor es una que no salió, como el día de
hoy, que no debería haber estado aquí y sin embargo fue un gran día.
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