Es una locura esperar tanto porque se te mezcla con estar deseando.
Más tarde, Inés me dijo que ordenar es batallar contra uno mismo y limpiar, luchar contra la naturaleza.
Bajó el sol y me senté a esperarlo en la galería. Los perros, al lado. Y los tres lo vimos: el cielo comiéndose al cielo, y todo el silencio de la última parte de la tarde entró, como una carta en un buzón, a la hora oscura de los grillos.
Todo el tiempo quiere aplazar las cosas, como si estuviera planeando unas reformas en la casa y todavía no pudiera confirmar los colores de las paredes.
Lo dijo porque habíamos escuchado a la vecina del fondo diciendo de nosotros, de nuestra familia, que éramos unos ordinarios. No habló de cada uno en particular, pero dijo nuestro apellido, y los apellidos son una forma de abrazo, un puñado brusco que te une a los otros aunque te resistas.
Dijo que la razón es como una ruta y la locura es el campo, la pampa, lo infinito después.
Creo que fui feliz como una reina. Como son felices las reinas, rodeada y llena de desconcierto.
1 comentario:
la quiero <3
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