Hace mucho que no escribo. Estoy atrofiada: las palabras
se resisten, las frases son toscas, duras. Es como ir a un gimnasio después de
meses de no hacer nada. Así que sepan disculpar estas notas, trataré de
articular y coordinar lo mejor posible las letras, espero poder.
Me conmovió mucho la charla TED de Catalina Hornos. También su entrevista con Jorge Lanata. Lo que más me impresionó no es
lo que ella está haciendo en Santiago del Estero, que es impresionante. Lo que
me impactó es la fuerza que tuvo esa chica para romper con los límites
impuestos por su lugar de nacimiento, para traspasar una barrera que la mayoría
de nosotros acepta como destino, tanto de un lado como del otro. Y decidir
quedarse allá, del otro lado, para cambiar algo, una vida, dos o cien.
Me hizo pensar en el
poder, en el mejor de los sentidos, casi en el de los superhéroes. Las
veces que escuché a mujeres decir que se sentían atraídas por el poder me dio bastante vergüenza
ajena. No porque sean mujeres, está claro que muchos hombres también se sienten
atraídos por el poder pero no lo
dicen, simplemente basan sus vidas en acercarse a las personas que lo tienen.
A mí la gente con “poder” nunca me atrajo, al contrario,
siempre me sentí inclinada a los débiles, a los que van perdiendo, a los que no
pueden. ¿Pero qué es el “poder”? El diccionario dice que tiene que ver con la fuerza, el vigor, la capacidad. Es la autorización para hacer una cosa, la
posesión o tenencia, el dominio para mandar o ejecutar.
El poder se acerca más al más que al menos, al mucho más que al poco, al sí más que al no, al todo más que al nada.
¿Pero tiene que ver tener o con hacer? Yo en eso estoy pensando en estos días,
en que sí me atrae muchísimo la gente que tiene el poder de hacer y de cambiar.
Es una fuerza que parece casi
sobrenatural y me genera una profunda admiración.
Por eso recomiendo que vean lo que hace Catalina, para conectar con una parte que tenemos sedada por esa sociedad que dice
“las cosas son así” porque le conviene a los que tienen el “poder” en el peor
sentido, ese de que las cosas se queden como están, como si no hubiese letras
suficientes para que cada uno escriba cómo y cuándo pueda, y lo que quiera.
3 comentarios:
También me conmovió mucho la entrevista de Catalina con Lanata, que vi de casualidad hace unas semanas. Y también siento una profunda admiración por las personas que se salen del cómodo lugar de la queja,la crítica y la indignación para hacer algo por el otro, poniendo el cuerpo.
Y la gente así, así de buena,hace su tarea sin aspavientos y con alegría.
Cada vez que vi algún documental sobre la madre Teresa de Calcuta, lo que más me emocionaba no era su dedicación exclusiva a los pobres, solos y enfermos, sino a la alegría con que se movía en esa realidad espantosa. Hacer le daba felicidad.
A Catalina también se le nota esa felicidad.
Cómo no admirar semejante poder.
Saludos, María
El poder yo lo resumiría en hacer hacer hacer y uno vonstruye y se siente poderoso!
Hola Betina y Gloria, gracias por los comentarios!
Un beso para las dos.
Publicar un comentario