Soy de
los que creen que uno se puede enamorar de cualquier persona si la observa el
tiempo suficiente. Todos tenemos gestos, contradicciones y sutilezas
irresistibles que nos hacen únicos a la mirada atenta y concentrada. Bastante
de eso es el amor, la concentración en una persona única.
No es
raro entonces que salgamos del cine enamorados de Adèle después de compartir
tres horas y unos cuantos años de su vida con ella. Nada raro, menos siendo
una actriz guapa de diecinueve años que media película está denuda y la otra
mitad con la boca en flor, como a punto de dar un beso a cualquiera que se le
acerque.
¿Pero
quién atrae? ¿La actriz o el personaje? Las dos se llaman igual, tienen la
misma edad, el mismo cuerpo. Seguro genera inquietud una chica tan joven que es
capaz de protagonizar una película de tres horas centrada en sus sentimientos y con escenas
de sexo explícito. ¿Sexo real? ¿Llanto real?
Adèle es de esas personas que se satisfacen con los instintos primarios: comer,
dormir, bailar, coger. No necesita extravagancias, no se interesa en conversaciones filosóficas o artísticas,
no busca realizarse de ninguna manera, ni procrearse. Como a los niños, le basta estar, darle a
su cuerpo lo que pida y estar. Y así estamos con ella esas tres horas.
¿Pero
qué cuenta “La vida de Adèle”? ¿Una historia de amor? ¿La iniciación de un
personaje? ¿Un sentimiento? ¿Sería distinta la película si fuese una historia
de amor heterosexual? ¿Serían distintas las escenas de sexo? ¿Y la película sin
las escenas de sexo? ¿Cómo sería?
Está muy
bien filmada, sí, pero no es la primera película contada en primeros planos. Me imagino al director, Abdellatif Kechiche, planeando esas escenas ideales de toda fantasía masculina entre dos chicas lindas de las que todo el mundo va a hablar, y después cómo rellenarlas, cómo justificarlas, un principio, un conflicto, un final.
¿Por qué recomendar esta película? ¿Para enamorarse? ¿Para calentarse? No, quizás yo la estoy complicando y sea todo un poco más simple, algo parecido a lo que hizo Kechiche: la excusa perfecta para disfrutar del goce de esos
cuerpos jóvenes y bellos y después salir de la sala oscura comentando la Palma de oro de Cannes.
1 comentario:
me pasó algo muy similar al verla.
en fin... me quedo con Blue Valentine
(¿por qué esa frente a esta? no sé... por algo... ¿no?)
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