martes, 21 de agosto de 2012

Preferirían no hacerlo

No escribir nada porque aguardas que te llegue la inspiración es un truco que siempre funciona, lo utilizó el mismísimo Stendhal, que dice en su autobiografía: “Si hacia 1795 hubiese comentado a alguien mi proyecto de escribir, cualquier hombre sensato me habría dicho que escribiera dos horas todos los días, con o sin inspiración. Estas palabras me hubiesen permitido aprovechar los diez años de mi vida que malgasté totalmente aguardando la inspiración.”

Robert Walser quería ser un cero a la izquierda y la vanidad que amaba era una vanidad como la de Fernando Pessoa, que en cierta ocasión, al arrojar al suelo el papel de plata que envolvía una chocolatina, dijo que así, que de aquella forma, había tirado él la vida. Walser escribió: “Y si alguna vez una ola me levantase y me llevase hacia lo alto, allí donde impera la fuerza y el prestigio, haría pedazos las circunstancias que me han favorecido y me arrojaría yo mismo abajo, a las ínfimas e insignificantes tinieblas. Sólo en las regiones inferiores consigo respirar.” (…) “Hoy es necesario que deje de escribir. Me excita demasiado. Y las letras arden y bailan delante de mis ojos.”

Como escribe Marcel Bénabou en Por qué no he escrito ninguno de mis libros: “Sobre todo no vaya usted a creer, lector, que los libros que no he escrito son pura nada. Por el contrario (que quede claro de una vez), están como en suspensión en la literatura universal.”

“Escribir no es importante, pero no se puede hacer otra cosa.” (Daniele Del Giudice)

La Biblioteca Brautigan reúne exclusivamente manuscritos que, habiendo sido rechazados por las editoriales a las que fueron presentados, nunca llegaron a publicarse. Esta biblioteca reúne sólo libros abortados. Quienes tengan manuscritos de esta clase y quieran enviarlos a la Biblioteca del NO o Biblioteca Brautigan no tienen más que remitirlos a la población de Burlington, en Vermont, Estados Unidos. Sé de buena tinta –aunque allí estén sólo interesados en almacenar mala tinta- que ningún manuscrito es rechazado; todo lo contrario, allí son cuidados y exhibidos con el mayor placer y respeto.

Escribió Joubert en su diario: “Pero ¿cómo buscar allí donde se debe, cuando se ignora hasta lo que se busca?”

Se me ha ocurrido, venciendo como pudiera mi timidez, realizar una pequeña encuesta entre la gente corriente, averiguar por qué motivos no escriben…

He recordado a Albert Camus: “¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice no.”

La carta que supuestamente envía Lord Chandos a sir Francis Bacon comunicándole que renuncia a escribir –ya que “una regadera, un rastrillo abandonado en el campo, un perro al sol (…), cada uno de estos objetos, y mil otros parecidos, sobre los cuales el ojo normalmente se desliza con natural indiferencia, puede de repente, en cualquier momento, cobrar para mí un carácter sublime y conmovedor que la totalidad del vocabulario me parece demasiado pobre para expresar”.

Reconozco que son una perla condensada de Monsieur Teste las frases de Valéry que Derain me ha seleccionado: “No era Monsieur Teste filósofo ni nada por el estilo. Ni siquiera era literato. Y, gracias a eso, pensaba mucho. Cuando más se escribe, menos se piensa.”

He acabado refugiándome en lo primero que me ha venido a la cabeza, unas frases del escritor argentino Fogwill: “Escribo para no ser escrito. Viví escrito muchos años, representaba un relato. Supongo que escribo para escribir a otros, para operar sobre la imaginación, la revelación, el conocimiento de los otros. Quizás sobre el comportamiento literario de los otros.”

Si para Platón la vida es un olvido de la idea, para Clément Cadou toda su vida fue olvidarse de que un día tuvo la idea de ser escritor. Y es que Cadou, a diferencia de Marboeuf, no se limitó a verse toda su breve vida (murió joven) como un mueble, sino que, al menos, pintó. Pintó muebles precisamente. Fue su manera de irse olvidando de que un día quiso escribir. Todos sus cuadros tenían como protagonista absoluto un mueble, y todos llevaban el mismo enigmático y repetitivo título: “Autorretrato”. “Es que me siento un mueble, y los muebles, que yo sepa, no escriben.”

4 comentarios:

Juan dijo...

!

María dijo...

Hola Juan,

Sí, !

Gloria dijo...

Los muebles! Te acordas de mi cuento? Gloria

María dijo...

Hola Gloria,

No me acuerdo de cuento pero me encantaría leerlo si es uno que escribiste vos, ese o cualquier otro !
Besos