Hace un rato me puse a buscar en mi biblioteca “Una noche con Sabrina Love” de Pedro Mairal (terminé de leer “Salvatierra” y quería que esos libros durmieran juntos en el mismo estante). Sabía que lo tenía pero no lo había visto por años, encontrarlo me llevó bastante tiempo y pensé dos cosas: necesito ordenar mi biblioteca y qué lindo tener tantos libros.
No me acordaba de cómo era, ni del color del lomo, ni de la tapa, ni siquiera tenía una imagen general. Pero lo encontré, y fue casi como si hubiese visto ese libro por primera vez. Cuando lo abrí había una extensa dedicatoria que, oh sorpresa, estaba escrita por mí (parece que se lo había regalado a la persona con la que convivía, lo deduje de mis palabras de amor y de mi firma).
Ahora viene lo difícil de explicar, voy a hacerlo de la forma más simple posible y en tiempo presente: termino “Salvatierra”, releo las últimas páginas, me hago un té, pienso en Sabrina Love, en mis épocas en la facultad de cine, voy al cuarto de la biblioteca, busco y busco ese libro que sé que tengo, no lo encuentro, cuántos libros qué desorden, sigo buscando y ahí está, qué raro era verde y con un mapa en la tapa, lo abro, me sorprende una dedicatoria larga, mi letra y mi firma, ¿este libro no es mío?, leo te amo pero ya no lo amo, Pedro Mairal tiene más pelo, siento ese olor de los libros en la casa de mi abuela, las páginas se pusieron amarillas qué increíble, hoy domingo a la noche y como quién no quiere la cosa me vengo a enterar de lo que es tener un pasado.
2 comentarios:
:)
qué bien contado
!
Me agarró a mi una melancolia, no se por que... Casi no tengo pasado.
Debe ser esa manera especial en que lo escribiste.
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