domingo, 14 de septiembre de 2008

Andá a ver "Café de los Maestros".

Como en una reunión de ex alumnos, lo mejores del Tango se reencuentran, se ven más gordos, más grandes, más altos. La película trata de hombres viejos que se besan y se abrazan, se respetan, se miran pícaros, se celan, vuelven a ser jóvenes y todavía parecen una banda de adolescentes que se juntan a tocar. "El Tango es lo único que no le consultamos a Europa", dicen como nenes que hicieron algo sin permiso.

Aunque es un placer escuchar los mejores tangos interpretados por los mejores, no es un documental de la historia del Tango. Es un documental sobre el talento que perdura, la pasión sin vencimiento, la eterna e infinita obsesión por algo que trasciende el hacer y se convierte en un modo de vida que rige las relaciones, las costumbres y economías. Es una manera de ver el mundo, es la elección del medio, del formato en que las cosas van a pasar por el cuerpo.

“Hoy la oigo y no puedo creer que la haya escrito yo”, “Uno mientras toca se convierte en otro, pero después se escucha y es uno”, dicen. Nos pasamos la vida tratando de encontrar lo que ellos tienen, algo que marque el camino, que contenga, que ordene el caos de la mente, algo que nos proteja de cualquier mal, una pasión que nos enmarque y al mismo tiempo nos haga salir de nosotros mismos, que nos deje poseídos por completo, ajenos y asombrados ante nuestras propias posibilidades.

El gestor de este reencuentro es Gustavo Santaolalla que tiene el mismo germen adentro, que tiene “el don” y cuando sonríe con la música es un nene de cinco años al que lo dejaron jugar en el equipo de los más grandes y tiene con qué. Santaolalla es el admirador admirado, es el talento en tiempo y forma interesado en el talento perdurable, en las buenas cosas, en lo genuino, en lo grande de esencia.

En resumen, la película deja contento al oído y al espíritu y a mi, de cierta manera, me tranquiliza. Me da paz saber que hay cosas que no se pierden, que es posible sentir toda la vida lo que me interesa sentir, que se puede empezar a los cuarenta, que se puede empezar y que puede durar.  Café de los Maestros es, en definitiva, como ver el video de un viaje de egresados de talento, con coordinador incluido.

Ah, una advertencia, hay que hacer un esfuerzo para evitar la distracción que provoca el parecido de Leopoldo Federico con Silvio Soldán.

No hay comentarios: