domingo, 2 de agosto de 2020

La tierra caliente

-A mí me parece entrañable -murmuró pensativamente la señora Slade, siguiendo con la mirada la figura que se alejaba.
-El doctor Slade no respondió. Miró al fondo de la silenciosa rada y se le ocurrió que, a veces, era posible que dos personas muy próximas entre sí estuviesen en realidad muy distantes. Su mirada recorrió el borroso perfil de montañas cubiertas de árboles que se elevaban rodeando la bahía, y la palabra entrañable cobró una dimensión inesperada e inquietante mientras continuaba el curso de sus pensamientos.

(Fragmento de "La tierra caliente", de Paul Bowles)


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