No tengo televisión. Tengo el aparato pero no tengo señal de
ningún tipo, lo uso sólo para ver películas. La información me llega a través
de Internet o de la radio que escucho a la mañana. A veces, cuando leo sobre
algo que pasó en la televisión que me interesa, busco el fragmento y lo veo.
Recién me enteré de que removieron a Alejandro Cacetta de la
presidencia del INCAA y de un informe que hizo Eduardo Feinmann en el programa
de Alejandro Fantino. Busqué ese fragmento del programa y lo vi. Entendí dos
cosas: por qué no veo televisión y por qué ese programa se llama “animales
sueltos”.
Trataré de relatarles ese informe televisivo, la repulsión que me
genera que se pueda emitir “información” de manera tan irresponsable en un
medio de comunicación masivo. Así empiezan: nombrando a Alejandro Cacetta y riéndose
de una manera irrespetuosa mientras en la pantalla permanece una fotografía de
Pablo Rovito. Cualquiera se equivoca, dirán.
Corte a: foto de Alejandro Cacetta a quién denominan como Sergio
Bartolucci y lo llaman “grasa impresentable”, se ríen de cómo está vestido
porque tiene una campera que no les gusta. Después de varios segundos con otra foto equivocada en la pantalla, Fantino aclara “ojo… No sé si éste no es Cacetta…” “Sí, sí, sí…”, responde Feinmann,
como si diese lo mismo quién es quién, y remata: “éste es Cacetta, el más grasita”.
Después de eso, con una ironía bastante desagradable, dan una
serie de detalles acerca de las irregularidades que se investigan, bromean con
Rovito y Robito, como si fuese divertido. Ni siquiera saben ni pueden pronunciar
correctamente el nombre de la escuela de cine que depende del INCAA, la ENERC.
La justicia tendrá que dictaminar si existieron o no las irregularidades denunciadas, yo no sé cuáles son porque no confío en una sola palabra de semejante informe. ¿Pero cuál es la justicia que se va a hacer cargo de estos “animales sueltos”? ¿Quién les pide la renuncia?
Mientras tanto, les recomiendo que apaguen el televisor y se alejen lo más rápido posible porque estas bestias muerden, contagian ignorancia y te llenan de vergüenza ajena.
La justicia tendrá que dictaminar si existieron o no las irregularidades denunciadas, yo no sé cuáles son porque no confío en una sola palabra de semejante informe. ¿Pero cuál es la justicia que se va a hacer cargo de estos “animales sueltos”? ¿Quién les pide la renuncia?
Mientras tanto, les recomiendo que apaguen el televisor y se alejen lo más rápido posible porque estas bestias muerden, contagian ignorancia y te llenan de vergüenza ajena.
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