domingo, 16 de octubre de 2016

"Si no puedo tenerlo todo, no quiero tener nada"

Cuando uno se mueve en ciertos planos espirituales, si estás concentrado en algo del espíritu entrás en contacto con una parte tuya que está más alta que el resto. Desde allí se perciben muchas cosas, no conscientemente claro, pero el inconsciente recibe mucha información. Entonces muchas cosas parecen resolverse mágicamente. Vos precisás algo y aparece ese algo. 

La cosa es así: cuando uno se preocupa mucho por cómo va a resolver una situación en realidad lo que hace es frenar las soluciones que ya están implícitas en esa misma situación. Esas soluciones ya fueron percibidas por el inconsciente, que tiene muchos más recursos para aplicarlas. El inconsciente las percibe, se comunica, toca aquí, toca allá y produce resultados, sean económicos o del tipo que sean.

Las reuniones con muchas personas me molestan porque no tienen profundidad, es imposible tener un diálogo profundo. Por eso trato de reunirme con una sola persona cada vez. Eso permite más el diálogo de alma a alma. Si no todo es muy superficial.

Escribir para mí es un diálogo conmigo mismo, una forma de conectarme con un ser interior. Es lo que más me interesa porque al poner las cosas por escrito va surgiendo una información que yo no sabía que existía. Después, al leerla y meditarla, la voy asimilando, la voy haciendo mía. Me voy conociendo más y mejor. Es decir, voy ensanchando mi ser. Los relatos, las novelas son como una puesta al día de mí mismo. Yo no tengo una percepción afinada de mí, no me percibo mucho profundamente, ni me conozco naturalmente, nunca sé bien donde estoy ni qué soy ni quién soy.  Al escribirlo voy incorporando toda esa información. El proceso de escribir me forma incluso como persona. Me voy creando sobre eso que sale a través de la punta de los dedos. Dicho de otra forma, escribir es para mí una forma trabajosa y complicada de hacer conciencia.


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