jueves, 29 de septiembre de 2016

Todos nuestros ayeres

Le preguntaba a Anna si seguía soñando con la revolución. Anna decía que todavía algunas veces, cuando la niña dormía, pensaba en aquello, pero cuando la niña se despertaba no era capaz de pensar más que en las cosas que le sientan bien a los niños, el sol, el aire libre, la leche y el pan con mantequilla, una sucesión de días iguales donde nadie disparaba. Sin embargo, en cuanto la niña se dormía, se ponía a pensar otra vez en todas las fantasías de antaño, ella pegando tiros desde las barricadas, se encaramaba a las barricadas con la escopeta en cuanto la niña cerraba los ojos.


No hay comentarios: