martes, 9 de agosto de 2016

DIARIO DE HAMBURGO -8

Durante la mañana escribí, este diario y otras cosas.

Ya pasado el mediodía, no sabía muy bien qué hacer, no me quedaban museos para ir y el día se había puesto bastante feo.

Leí un rato. “M Train”. Muchas cosas en común con Patti Smith: todo el tiempo quiere escribir y no puede. No le gustan las máquinas en los aeropuertos, prefiere las personas.

Decidí ir a una tienda vintage dondevenden ropa por peso. Quedaba en un barrio que no conocía y me pareció buena excusa para salir y seguir conociendo. Si encontraba algo que me gustase podía llevarme conmigo un poco más de la ciudad y su gente.

Cuando me bajé del subte salí directo a la puerta de un parque de diversiones, el HAMBURGER DOM. No tenía ganas de empezar a buscar en el mapa en dónde estaba exactamente la tienda, para dónde ir. Los mapas cansan.

Entré al parque de diversiones y me compré una bolsa de pochoclos, “mañana es mi cumpleaños”, pensé. Decidí recorrer el parque, como guiada por extrañas intuiciones de que eso era lo que tenía que hacer, por algo me había tomado ese subte y me había dejado justo allí.




Y, de repente, entendí todo cuando la vi. Imponente, inmensa: la montaña rusa. No sé en qué momento de mi adolescencia le empecé a tener pánico, porque no es miedo, es pánico lo que tengo. No le temo a nada más de esa manera.
Me quedé mirándola mientras me atiborraba con los pochoclos de los nervios que me daban de slo ﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽ntras me atiborraba con los pochoclos de los nervios que me daban de sen no conoco siquiera.iario. Yo me siento cada mólo pensarlo. Los ojos se me empezaron a llenar de lágrimas de emoción. Sabía que tenía que subirme si mi deseo de cumpleaños era perder un poco el miedo. ¿Cómo no iba a subirme?


Todavía con los ojos húmedos, guardé el pochoclo y todas las cosas sueltas en la mochila. Saqué la entrada y fui directo a los carritos. Un técnico alemán me esperaba para sentarme detrás de un niño robusto y rubio que esperaba compañía para volar. Miré al hombre, le dije que tenía miedo y le mostré la mochila como diciendo “qué hago”. El hombre me ordenó con gestos que me sentase atrás del gordito, me agarró la mochila y me saludó con la mano. Al miedo por la montaña rusa se le sumó el miedo a perder el pasaporte y otras cosas valiosas que tenía en mi mochila. Pero no tenía demasiado tiempo de pensar. Quizás esa sea la respuesta a todo, no pensar tanto, no dar el tiempo a pensar. Pensando se fortalecen los miedos.


Mi día ya estaba hecho pero después fui a la tienda vintage que sirvió de excusa para salir del hotel. Me compré un saco y una camisa.


Caminé hacia una parte muy linda que tiene el barrio de St. Pauli (que no es lindo en general). 




Entré a un café y me quedé leyendo a Patti Smith durante más de dos horas. “You never can pay too much for peace of mind”, responde cuando alguien le pregunta si pagó demasiado por un billete de lotería. “Nunca se paga demasiado por tener la mente tranquila”.
El precio, el costo. No es sólo por una cosa. Cuando pagué 5 euros por subir a esa montaña rusa, que duró poco más de un minuto, estaba pagando básicamente por no arrepentirme de no hacerlo, estaba pagando por la tranquilidad de mi mente. Y eso vale muchísimo. Además estaba pagando por perder el miedo.

Salí del café para encontrar el arcoiris más impresionante que vi en mi vida. Nunca había visto un arcoiris tan claro y grande. Para mí era como un puente enorme, "mañana es mi cumpleaños", pensé.



A la noche cenamos en el hotel con T. Un poco en broma hice una especie de repaso rápido por las cosas importantes del año que había pasado: gané un premio con la obra de teatro, escribí columnas que gustaron, casi terminé de editar el documental, murió alguien que quise mucho, conocí Colombia, Portugal, vinieron amigos españoles a Argentina. Parece poco pero yo siento que pasó mucho.
Ya cuando nos estábamos levantando de la mesa, T deslizó un “ah, ¡y nos casamos!”. Nos empezamos a reír a carcajadas. “Pequeño detalle”.


En el ascensor, con las copas de vino que nos llevamos a la habitación, T. dijo que las cosas van para más y para mejor. Yo también lo siento así. 

Hasta mañana. Y a ustedes, mis 39 años, hasta nunca. Gracias por todo.

4 comentarios:

Miguel dijo...

Feliz cumpleaños!

María dijo...

Hola Miguel!

Muchas gracias! Qué bueno que sigas pasando de vez en cuando por acá.

Saludos y gracias!

Betina Z dijo...

Coincidencias: me gustan mucho las ferias americanas (hace años que solo compro ropa usada). me subí dos veces a una montaña rusa (pero nunca me subiría una tercera). me gustaría perder algo de miedo.

María dijo...

Hola Betina,

Si te subís una tercera, ahora, y tenés ganas de perder el miedo, le perdés. Comprobado!

Saludos