Es un color violento, el más agresivo. Su poderío plástico me hace preferirlo a los demás. Para entenderlo tenemos que remontarnos a mi infancia. Siempre preferí la tinta negra a los lápices de colores. Una anciana prima mía asegura que, cuando tenía cinco o seis años, me puse a ensuciar un papel de negro. Me preguntaron qué estaba pintando y respondí: "La nieve". Todo el mundo se puso a reír a carcajadas. Desde la adolescencia, siempre me vestí de negro. Mi madre preguntaba si había adelantado el luto por ella. Yo le respondía que no tenía nada que ver con eso: el negro era el color de la elegancia, de la solemnidad... y del anarquismo.
(Pierre Soulages en "El país")
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