Yo a veces me quejo por pensar tanto,
pero ¿qué sería de mí sin mis obsesiones? ¿Acaso no me quedaría vacía, me
desinflaría y me plegaría como un póster recién comprado? ¿Dónde estarían estas
palabras? ¿Y todas las de este blog, los dibujos, los cuentos?
Sin mis obsesiones sería sólo comer, ir,
bañarme, comprar, decir, trabajar. Mi mente se quedaría en blanco, como esa que
anhelan los budistas. Ahora me doy cuenta de que eso para mí sería la muerte. Yo
prefiero seguir pensando en lo que me conmueve, lo que me late, preguntarme, dudar
y volver a pensar y cambiar. Mis obsesiones son mi motor, el imán que me
mantiene interesada en el mundo.
¿Cómo escribiría sin ellas? Escribiría
sobre la manzana, su gusto, su rojo, pero no escribiría acerca de por qué es
esta manzana y no otra, lo doloroso que puede ser un manzanazo en la cara, el
asco de lo podrido, lo triste y corta que es la vida de esta manzana.
Sin mis obsesiones los lugares serían
sitios; las personas, humanos; los perros, perros; la comida, alimento; las
palabras, medios; el pensamiento, inútil; el trabajo, práctico; los caminos,
autopistas. Sin mis obsesiones la tierra sería un planeta y no esta loca y
absurda maravilla.
Sin ellas, la chica nerviosa que me acerca
una taza de café apurada sería la moza que me trae un café, en un bar, en una
calle X, a cinco cuadras del hotel Y. Barcelona sería un mapa y no este lugar
algo lejano, superfluo. No me aturdirían su “buena onda”, su diseño pasado de
rosca, su playa liguera y mojitera, sus bonjours, ciaos, adeus, tudo bems.
Yo sin mis obsesiones recorrería las
calles sacando fotos que después nunca más vería, me teñiría de un bronceado
limpio y parejo y haría amigos tan fácilmente como los olvidaría. Sin mis
obsesiones no estaría mareada y despistada en un bar entre jamones, cañas;
tanto flash, tanta risa, ¿where are you
from?
¿Where
am I from? Oh, yes. Yo soy
de ahí. De ese país que lo pregunta todo, que lo duda completo, que se angustia
por los sueños, los miedos, la muerte. ¿Qué
es el amor? Yo soy de ahí, de donde no hay respuestas ni bien ni mal. Vengo
y voy hacia el mismo y único lugar, un paraíso de dibujos mal hechos y textos
incoherentes y verborrágicos que gritan auxilio, alguien, vínculo, vida, adiós.
Escribo y salgo renovada a recorrer las
calles catalanas. Pero sigo pensando, ¿cómo
no? Quiénes son todas estas personas, adónde van, qué desean, por qué
siguen. ¿De dónde vienen ellas que no necesitan largarlo todo en un cuaderno
para poder seguir viviendo?
6 comentarios:
He llegado a conclusiones iguales que las tuyas. El ser humano y su complejidad interna es increíble y placentera. Todavía no puedo creer que sea un producto sin intención de alguna explosión espacial.
Saludos M.
~E.
Gracias por el comentario, E.
El ser humano es de otro planeta...
un beso.
me encanto...hacia mil que no entraba..me encanta leerlo clara
Hola Clara!
Me alegro de que andes de vuelta por acá y de que te haya gustado este texto...
Muchas gracias por tus palabras.
Un beso grande.
Me siento tan identificada con tus palabras! Y agradecida de saber q hay otros q sienten como yo y expresan como yo. Saludos
alguien, vínculo, vivo, vida, belleza, textos, música, guitarra y voz.
Ser humano.
Ese lugar donde se pregunta uno sobre todo, también tiene una orilla en un sitio tan chiquito y tan perdido que en el mapa no se vé.
Si?
Qué lindo, pero qué lindo texto.
Me encantó.
Beso!
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