jueves, 11 de abril de 2013

Novedades

Empecé este blog cuando me separé. Buscaba compartir con otros, con muchos, lo que antes había compartido con uno. Fue en Septiembre de 2008. Estaba sola y necesitaba agarrarme de algo. El blog fue mi talismán.

Me salvó del caos, de la angustia salvaje. Las palabras fueron el orden; impidieron a las ideas seguir volando por la cabeza como pájaros ciegos chocándose entre ellos. Las palabras fueron las leyes, la educación, las buenas maneras.

Pero pasó el tiempo, un río que lleva y trae. Desde aquel año, cuando mi mundo se quebró como una rama seca, el blog fue mi compañero, uno de esos amigos de verano que al final “no se cortan”.

Escribí acá casi cinco años por muchas razones: para sentirme cerca, cuerda; para compartir, tirarle algo al universo, por más chiquito que sea; para calmar la ansiedad, para preguntar, para tratar de entender algo de lo inexplicable.

En el blog soy más yo que cuando hablo, que cuando pienso. Cuando escribo entro a la parte mía que más me gusta, a un lugar que no existe la mayoría del tiempo. Sólo soy yo cuando escribo y duermo. No puedo actuar dormir. Escribir tampoco.

Puedo hacer de cuenta que estoy escribiendo pero para escribir, escribir, tengo que entrar a mi panza, a mi cabeza, a los órganos que evito diariamente haciendo como que aquí no pasa nada, y hola qué tal soy María estoy muy bien y vos.

Escribir es como cagar. No hay intermediarios, no hay escena. Es estar solo. Es un vínculo directo, como el que tenemos con el dolor. Por eso pude escribir desde aquel año en que se partió la rama y me separé de un hombre y del resto del mundo.

Tiendo a escribir desde la cuerda floja, pero no quiero tener que estar mal para poder escribir. Ahora que me esperan del otro lado de la puerta con la comida recién hecha y buena conversación, quiero escribir y reírme.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche, quizás sí, pero cómo escribir contenta cada mañana. Para intentarlo voy a hacer ESTE taller y van a estar leyendo algunos ejercicios de aspirante a feliz escritora. Eso les quería contar.

12 comentarios:

querés melón? dijo...

muy bien maría, me alegro mucho.

María dijo...

Gracias querés melón?!
Saludos

Joaquín L. dijo...

Es tan cierto eso de que aquél que escribe no es, nunca, ni el que habla, ni el que piensa; ni mucho menos -me atrevo a agregar -el que hace. Es como si fuéramos una serie de identidades que se van relevando y detrás de las cuales, al fondo, sentadito esperando a que lo llamen, hay un señor/a que escribe. Me gustó esa idea. Si tuviese que titularla le pondría "andá calentando que entrás vos". Grande María.

Unknown dijo...

¡Me alegro María!

¡Te tengo mucha fe!

Sí, los seres virtuales también tenemos fe... ;)

Maria (otra) dijo...

Excelente!! Por un momento creí que abandonabas el blog y me alegro mucho de que no sea así.
Suerte!!

Laura B. dijo...

Pensé lo mismo que María, la otra.(genial)
Muy bueno, María!

Besos van

María dijo...

Gracias!!! A todos los que dejaron un aliento. Muchas gracias, vienen bien. Saludos

exe745 dijo...

Me alegro mucho, me gusta tu blog y lo que contas, dale con todo! saludos!

GerBata dijo...

Esas palabra que identifican tanto.
Mi camino de llegada a la escritura es el mismo.
Mi camino de llegada al blog fue inverso, desde Orsai a tus bellas palabras. Gracias por eso.

María dijo...

Gracias, GerBata! Saludos y me alegro de que andes por acá.

Fabarafa dijo...

Me encantan estas cosas. Todos los mundos son pañuelos, hasta el infinito de la web. Solo cosas buenas pueden salir de la unión de dos de mis puertos habituales en el mar de la internet.

Quedo a la espera de leerte algún día en una reluciente nueva Orsai en mis manos

Buena Fortuna!

María dijo...

Muchas gracias, Fabarafa!