La página en blanco no existe. Ni para el escritor que escribe con regularidad, ni para quien lo hace de manera ocasional. Casi siempre quiere decir lo mismo. Pero lo que dice no es que uno queda en blanco frente a la página por falta de inspiración. La página en blanco es una advertencia, un síntoma, y, en ciertos casos -como se ha dicho en los comentarios de la crónica anterior-, una intuición. La página en blanco indica que hace mucho que uno no se sienta frente a la pantalla y al teclado, o que a pesar de que uno se sienta todos los días frente a la pantalla y al teclado en el texto hay un problema. A veces no sabemos lo que queremos escribir. Y a veces lo sabemos demasiado bien. Hay que ser más flexibles, hay que tenerse un poco más de paciencia, y, sobre todo, no hay que levantarse de la silla… Lo mejor suele ser cumplir con el tiempo que uno había previsto para estar sentado allí. Aunque no escribamos. Hay que releer lo que ya está escrito. Hay que pensar más en lo que todavía no escribimos. Hay que boludear, si hace falta, frente a la página en blanco para desarmarla, para desarticularla, para quitarle ese efecto letal que parece tener sobre el deseo de escribir. O para decirlo con las palabras justas de Marguerite Duras: la escritura llega como el viento. Está desnuda, es la tinta, es lo escrito, y pasa como nada pasa en la vida, nada, excepto eso, la vida.De todas maneras nadie dice que la página en blanco no produce inquietud, malestar o angustia. Frente a la página en blanco se sabrá cómo salir más rápido de ella o no. No existe, pero hace daño. Y conjurarla será salir de la superstición a fuerza de ese saber que la escritura va depositando como capas en el instinto de quien escribe o quiere hacerlo. Vale escribir siempre a mano, como Saer. O de noche, como Soriano. O en bares, como Aira. Vale todo. Pero a condición de saber que no hay ninguna musa por ahí haciéndose la distraída. Escribir es un deseo.
jueves, 18 de agosto de 2011
Juan Martini sobre el deseo de escribir:
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Lo dice bien clarito,
Lo escribe tan bien
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2 comentarios:
qué alivio este conjuro contra la página en blanco, que como bien dice juan martini somos nosotros mismos, atascados o débiles en algún punto, flojos de palabras, nunca leí algo tan claro y a la vez tan suave sobre la incómoda página en blanco.
me encantó.
Hola,
Qué bueno que te gustó! Creo que no hay dudas de que la página en blanco es... un espejo?
Saludos y gracias por el comentario.
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