lunes, 21 de marzo de 2011

Hermosos perdedores

Se puede escribir bien acerca de cualquier cosa, hasta de la constipación:
Me puse a hacer planes como una clase a punto de graduarse. Me olvidé de quién era. Olvidé que nunca aprendí a tocar la armónica. Olvidé que abandoné la guitarra porque el fa me hacía sangrar los dedos. Me olvidé de las medias que endurecí de semen. Traté de pasar junto a la Plaga en una góndola, joven tenor a punto de ser descubierto por un turista busca-talentos. Me olvidé de los frascos que Edith me pasó y que yo no pude abrir. Me olvidé de cómo murió Edith, de cómo murió F., limpiándose el culo con una cortina. Olvidé que sólo me queda una oportunidad. Creí que Edith descansaría en un catálogo. Creí ser un ciudadano, reservado, usuario de las instalaciones públicas. ¡Me olvidé de la constipación! La constipación no me dejó olvidar. Constipación desde el momento en que armé la lista. Cinco días arruinados en sus primeras medias horas. ¿Por qué yo? La gran queja de los constipados. ¿Por qué para mí el mundo no funciona? El hombre solitario sentado en la máquina de porcelana. ¿Qué hice mal ayer? ¿Qué irreductible ribera de mi psique necesita mierda? ¿Cómo puedo empezar algo nuevo con todo lo de ayer dentro de mí? El odiador de la historia agachado sobre el cuenco inmaculado. ¿Cómo puedo probar que el cuerpo está de mi lado? ¿Mi estómago es mi enemigo? El perdedor crónico de la ruleta mañanera planea su suicidio: saltar al St. Lawrence llevando como lastre un intestino sellado. ¿De qué sirven las películas? Soy demasiado pesado para la música. Soy invisible si no dejo una evidencia diaria. La comida vieja es veneno, y las bolsas gotean. ¡Libérenme! ¡Houdini exhausto! ¡Perdí la magia cotidiana! El hombre acuclillado negocia con Dios, enviando listas de resoluciones de año nuevo, una tras otra. Comeré solamente lechuga. Dame diarrea si tengo que tener algo. Déjame ayudar a las flores y a los escarabajos de la bosta. Déjame pasar al club del mundo. No disfruto de las puestas de sol; ¿para quién arden, entonces? Voy a perder el tren. Mi parte del trabajo mundial no será hecha, te lo advierto. Si el esfínter tiene que ser moneda, haz que sea moneda china. ¿Por qué yo? (…) ¡Déjame proyectar sombra! Por favor vacíame, si estoy vacío puedo recibir, si puedo recibir significa que viene de fuera de mí, ¡si viene de fuera de mí no estoy solo!
(Fragmento de "Hermosos perdedores", de Leonard Cohen)

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