Nunca entendí a la gente que no va al cine a ver cosas tristes o violentas. Para mí ir al cine es que ir a que me cuenten una historia, y en las historias la gente se muere, sufre, se da besos. Me encantan las historias, me dan ganas de vivir por más tristes que sean. Pero ayer fui a ver la última película de González Inárritu y entendí a los que no quieren pasarla mal en el cine.
“Biutiful” está hecha de golpes bajos. Me imagino a los guionistas diciendo “pongamos todo lo malo de la humanidad: muerte individual y masiva, orfandad, enfermedades físicas y psíquicas, adicción, adulterio, violencia infantil, inmigración ilegal, prostitución, represión policial, drogas, qué más, ah sí, un crimen pasional vendría bien”. Y todo esto sostenido por la historia de una familia “tipo” condenada desde el principio, sin un sólo rayito de luz en el camino.
¿Será que González Iñárritu no va a volver a filmar y por eso quiso poner toda la carne al asador? Espero que sea eso y que no haga más películas para torturar al espectador durante casi tres horas y hacerlo salir del cine sin pensar en nada. Porque no hay espacio para la reflexión en "Biutiful", no hay contrapunto, es un golpe que te deja tonto pero que se olvida sin esfuerzo al salir y caminar unas cuadras, ni siquiera deja moretón. Iñárritu no quiere contarte nada, sólo quiere pegarte y ganar un Oscar.
Si buscan ver la buena actuación de Javier Bardem vean “Carne trémula” o “Mar adentro” (también enfermo y muriendo, pero mejor contado), vean “Antes que anochezca”, vean “Los lunes al sol”, pero no “Biutiful”. ¡Hay tantas películas buenas para ver!
1 comentario:
¿Tan así che?... mmmmmm... la veo y vuelvo a comentar por acá...
Publicar un comentario