lunes, 31 de mayo de 2010

Amor al arte

Dediqué la mayor parte de mi año pasado a dirigir un documental sobre la historia del Banco Nación para el canal Encuentro. Cuando me llamaron para hacerlo, era la primera vez que dirigía y un banco me parecía un tema duro y lejano. Ocho capítulos de media hora, cuatro horas en total y la completa libertad de hacer lo que yo quisiera. Estaba aterrada.

Pensamos ideas con los guionistas, recorrí mil veces los cinco kilómetros de la casa central, conocí a los empleados, diez versiones del primer guión, filmación en plaza de mayo, caos, conocí a los gerentes y me fui metiendo en tema y me fui encariñando y apareció mi mirada y me fui enamorando y me di cuenta de que cualquier cosa tiene una historia increíble si se la mira atentamente.

Ahora estoy terminando de editar el último capítulo y cuando pienso en el camino recorrido me aparece una sonrisa en la cara. En esas cuatro horas está mi recorte, mi sentido del humor, mis decisiones y mis errores. En esas cuatro horas estoy yo. Pero la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.

Cambio de autoridades en el Banco Nación, revuelo nacional y chau pucho, el nuevo presidente del banco (antiguo gerente general, ninguneado en el proyecto por la presidenta anterior) decide que ese documental se vaya adentro de las cajas embaladas de Marcó del Pont y desaparezca con ella y con todas mis ilusiones.

Varios empleados que participaron empezaron a preguntar y la productora mandó un mail agradeciendo y explicando la situación, yo lo reenvié a mis contactos del banco más cercanos. Unos pocos contestaron que era una pena y que por favor les avisase si se terminaba pasando.

Sólo Mabel, de seguridad bancaria, me pidió una copia diciendo que era muy importante para ella ver el documental, que algún día me iba a explicar. Mi jefe me autorizó a darle el primer capítulo y me puse contenta: por lo menos alguien lo iba a ver y quién sabe, quizás se lo empezaban a pasar bajo la manga por esos pasillos históricos, me imaginé el plano y todo.

Pero a la semana recibí otro mail de Mabel, tipografía fucsia y caritas custodiando su firma en tamaño cuarenta y ocho: “GRACIAS POR ACORDARTE!!! ME VA A ENCANTAR TENER UNA COPIA DEL VIDEO, NO OBSTANTE LO QUE NECESITO ES (Y SUPONGO QUE ESTO QUEDARA ENTRE NOSOTRAS) LA PARTE DONDE FILMAMOS EL SECTOR DE ADUANA, PUES TENGO ESPECIAL INTERES EN UNA PERSONA (2 SUBSUELO) ¿TE ACORDÀS?, Y SERÌA LA ÙNICA MANERA DE TENER UNA IMAGEN SUYA, GRACIAS Y BESOTES MIL.”

Quizás nadie vea el trabajo más importante que hice hasta ahora y todavía no puedo llorar, no entiendo por qué (lloro por cualquier cosa). Será que sé que vendrán otros, será que siento el amor que le puse y ese amor me vuelve de alguna manera y se queda conmigo. Como el de Mabel. Quizás lo único que me importa es el amor. O quizás tan sólo todavía no caí.

6 comentarios:

Beroldo dijo...

Ay, María, si me guío por el primer impulso, solamente te escribiría: ¡Pero qué bronca, por favor! ¿Cómo pueden cagarse en el trabajo y esfuerzo del otro? Es una verguenza.

Pero no, hagamos de cuenta que eso no te lo escribí. Prefiero decirte que, más allá de que es horrible lo que pasó,éste fue tu primer gran proyecto y seguramente aprendiste y creciste muchísimo gracias a él. El siguiente desafío te encontrará todavía más fuerte y preparada. Parece un cliché, esos de que todas las experiencias te dejan algo, pero es que realmente lo creo.
Y quién dice, Mabel, además de estar interesada en esa persona, no termine enganchada también con la filmación. Nunca se sabe de qué forma llegamos a tener influencia en los otros y modificamos un poco sus vidas.
Mirá sino tu blog. Estoy segura de que has dejado una huella en más de un lector oculto.

Bueno, hoy parece que estoy con exceso de verborragia y positividad.

Te dejo un abrazo fuerte,
Laura.

María dijo...

Laura gracias!!!
Me hiciste llorar, jajaja.
(Es verdad.)

mara dijo...

yo creo que Laura tiene razón.
Yo te leo mucho, sobre todo desde que me di cuenta (hace unos meses) de cómo es tu trabajo, porque necesito aprender millones de cosas. Quiero ser documentalista.
Además me hacés acordar mucho a Vir, mi profe de taller de escritura.

Nuria K. dijo...

Chavi, más allá de la incoherencia inentendible de que el documental no sea expuesto, quién te quita el mérito de haberte convertido en "directora". Esto es recién el punto de partida, cruzaste "el umbral". Me enorgullezco de vos, finalmente llegaste a la meta de este laargo trabajo. Ah, ojo que además de Mabel yo también estoy interesada en ver el documental (y no busco ninguna imagen de un jóven) Un beso grande!

María dijo...

Gracias chicas, por darle algo de sentido a todo. MUCHAS gracias!

Anónimo dijo...

María,
Como alguna vez vos dejaste advertir en tus textos, lo importante es hacer, después se verá.
Lo que te faltó en este caso, lo que no llegó a pasar es la devolución, la aprobación, la mirada de los otros.
Ya se que en un punto siempre hacemos para los otros, y hace falta esa mirada que nos confirma.
Pero también es ciserto que como vos expresás, tu total y absoluta subjetividad esttuvo en ese trabajo.
Te pusiste el traje de directora, y te diste cuenta de que además te sienta bien.
Yo me quedaría con eso y con la idea que sobrevuela en lo que escribiste, en el sentido de que te gustó lo que hiciste, te viste y pudiste encontrarte ahí.
María, eso es un privilegio, un regalo de la existencia, "eso es trascender" no te pierdas esa perspectiva del asunto.
El resto va a venir...
Te felicito.
Lala