sábado, 11 de julio de 2009

Gripe

Durante una gripe, me quedé en cama y decidí esperar a ver cómo evolucionaban las cosas antes de tomar alguna medida, porque considero que las enfermedades suelen ser una forma de expresión que no conviene reprimir de modo radical.
Por la tarde, la fiebre había subido mucho y me tomó algunas horas encontrar la fuerza de voluntad necesaria para levantarme y dar algunos pasos hacia el botiquín donde guardaba, entre otras cosas, un medicamento apropiado. Mi cuerpo estaba apaciblemente relajado e insensible; la mente, por su parte, después de algunos ensueños reiterativos y bastante abstractos, en los que al parecer buscaba aferrarse a alguna estructura sólida, o por lo menos rígida, había comenzado a dispersarse, como fragmentada en pequeños planetas que se alejaran vertiginosamente de ese centro que suele ser el yo. En algunos embates de lucidez, el yo procuraba volver a organizarse, pero sólo le era permitido el papel de espectador. Pensaba: "así es la muerte".
El yo se fugaba, se dispersaba, y era muy fácil comprender que esa construcción era muy precaria, muy frágil, y no demasiado real; de un momento a otro podía desbaratarse, como ahora, y yo desaparecer, como casi había desaparecido en esos momentos.
Todos esos sentimientos y percepciones de mí mismo no connotaban ningún drama. Lo que me sucedía era algo que no tenía importancia. "Esta es una clase de muerte que puedo aceptar", pensé sin angustia, y después, cuando todo hubo pasado, pensé que mi estado gripal había sido como un curso acelerado de budismo Zen. También después, junto con el yo volvieron las aprensiones y las preocupaciones por cosas nimias.
(Fragmento de "Irrupciones", de Mario Levrero)

4 comentarios:

Lucrecia dijo...

jajajaja
genial!

Carolina dijo...

Tenés que ponerlo entre comillas porque hasta la mitad no me doy cuenta que no sos vos. Pienso que yo hablé con vos y no tenías gripe, que cuando te agarró, que si tendrás la porcina y todo eso.

María dijo...

Aguirre querida, que confundas mi escritura con la de Mario Levrero, me siento halagada.

Unknown dijo...

Yo también me confundí, hasta un poco más adelante, pero sin las preocupaciones de CA.
Creo que sacarías algo bueno de la gripe. By the way, me compré tres libros de Julia Cameron y valen cada morlaco. Gracias!