miércoles, 27 de mayo de 2009

Me enamoré

"Encontré en el procesador de textos un botón que, al oprimirlo, permite ir tachando todo lo que se escribe. Lo interesante de este procedimiento es que permite ir tachando al mismo tiempo que se escribe. Me siento tentado de seguir escribiendo así, siempre."

(Estos días voy a estar un poco pesadita con Mario Levrero. Es que me encanta cómo escribe, quiero leerlo todo el tiempo y esta contratapa de su libro Irrupciones me hizo reír con ruido caminando sola por la calle.)

4 comentarios:

pleinderien dijo...

Me enamoré también de Levrero. Tuve un amor juvenil cuando leí "La Ciudad" y "lugar" cuando era más chico. "Dejen todo en mis manos" y "La novela luminosa" terminaron de fascinarme.
Lo peor de todo, es tratar de explicar por qué uno lo lee.

Anónimo dijo...

Tenés razon, pleinderien, es difícil sintetizar por qué se lee o por qué da tanta risa. Las veces que solté la carcajada y leí el párrafo a quien estaba conmigo me han mirado con un toque de compasión. Y eso me daba más risa.
Creo que envejeceré sola comiendo bifes con tomate y ajo.

Anónimo dijo...

Más sobre ML:

http://www.laideafija.com.ar/especiales/levrero/levrero.html

María dijo...

Sí, creo que cuando empezás a leer a Levrero te empieza a caer tan bien él que lo leés por eso, más que por lo que escribe, no? Se ve a la persona en el texto, y a los que lo "entendemos" nos causa gracia todo lo que escribe porque percibimos una esencia que, sacada de contexto, no le causa gracia a nadie.