martes, 13 de enero de 2009

A veces no se puede.

Tengo una tendencia a pensar que la gente puede todo. Aguirre y yo hablamos mucho sobre este tema esa tarde en la que me tiré al piso de la risa y me manché toda la ropa de polvo de ladrillo. 

Fue hace unos días. Fuimos a jugar al tenis con Martín, su marido. En realidad fuimos a jugar Martín y yo y Aguirre iba a caminar, pero hacía tanto calor que ella se quedó sentada mirando el partido.

Después de dos horas, cuando yo ya no podía mover las piernas y Martín, como un nene que siempre quiere más, rezongaba insatisfecho, la convencimos a Aguirre para que pelotee un poco con él. Casi la obligamos a agarrar la raqueta mientras ella se quejaba de que no podía, de que no sabía. 

Yo insistí tanto que empezó a pegarle. Pero a la primera pelota que le erró, salió de la cancha dispuesta a abandonar. Yo la alenté con un “vos podés Aguirre, daaale”, ella siguió negándose lloriqueando que no podía. Y yo seguí insistiendo. Hasta que, moviendo los brazos de arriba hacia abajo como si fueran los de un destapador de corchos, me paró a los gritos: “¡No! ¡No puedo Alvarez! ¡No! ¡Vos siempre pensás que la gente puede todo! ¡Vas a ahogar un hijo!”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jaaaaaaaaaaaaajajajajaja. Morí de risa! Qué bien me cae la gente creativa y ocurrente!!

Anónimo dijo...

Buenisimo... para todos los que estan convencidos que todo se puede todo el tiempo. Como esos que te dicen "sos fuerte, vos podes"... ya se que soy fuerte, pero no ves que no?!