lunes, 10 de noviembre de 2008

Demanda de palabras.

Muchas veces las palabras no alcanzan. Se quedan cortas para explicar sentimientos, son inútiles para describir ciertas sensaciones y mienten, sin querer, al traducir experiencias. Pero no tienen la culpa, hacen lo que pueden.

A mí me faltan palabras claves. Por ejemplo, palabras que me faciliten la respuesta a una pregunta tan simple como ¿cuántos hermanos tenés? Qué estupidez, dirán, pero yo me agoto antes de empezar a contestar, requiere de una explicación excesiva a causa de esta falta de palabras que les digo. 

Tengo un hermano de mi papá con su primera mujer, una hermana de mi mamá y mi papá, una hermana de mi papá con su tercera mujer y otra hermana que es de la tercera mujer de mi papá con otro hombre, pero que forma parte del grupo de hermanos. La mayoría de la gente sólo tiene que decir dos.

Y vienen las acotaciones y más preguntas: Ay, pero qué lío. Pará, decime de vuelta. ¿Pero entonces hermana-hermana es una? ¿Tres veces se casó tu papá? Ah, son tus hermanastros. Odio esa palabra cenicientoza, degeneración de la palabra hermano que es tan linda. Y ni hablar de “medio hermano”.

Sería mucho más fácil que exista un término que nada contenga del original, que nada tenga de menos. Una palabra totalmente diferente equiparable a hermano en magnitud emocional pero que ya exprese de por sí que es sólo de uno de los padres con otra persona. 

Por ejemplo “pinillo”. Entonces yo podría responder tranquila, tengo una hermana, un pinillo, una pinilla y una brotaola (porque para la que no es ni de padre ni de madre necesitaría una tercera palabra, sí, soy una viciosa). 

En los tiempos que corren, se adaptaron las leyes y las costumbres sociales pero el vocabulario quedó un poquito atrás para nombrar estos nuevos vínculos. No sé si es válida la demanda que hago, pero de verdad sería más fácil. Y vaya paradoja, necesitaría de muchísimas menos palabras.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

El lenguaje que ocupamos no tiene nada que ver con lo que pensamos son simples simbolos arbitrarios.

Así que sientete con la libertad de quitar e inventar palabras, tal como consideres necesario.

Dolores dijo...

Me sumo a la demanda. Soy vìctima del mismo dèficit linguìstico.

marianne dijo...

Ay, yo quiero una brotaola.
Me encantó este post.

Unknown dijo...

Qué lindo leerte por primera vez y sentir que tuve una anticipación de tu demanda.
Me gustó mucho y brindo por acuñar nuevas palabras.
Al fin y al cabo, alguien tuvo que inventar las primeras...

Anónimo dijo...

Tengo un hermano y tres hermanas. Así de simple, lo que vale son tus sentimientos no los vínculos legales.

Anónimo dijo...

si, coincido totalmente!
Y agregaría que donde más escasean las palabras es en expresiones referidas al amor. A sensaciones que no se pueden traducir. Por eso uno termina siempre inventando apodos extravagantes (morci pan morsa amorsa, en mi caso) para no caer en el imperialismo de ese viejo lugar comun: mi amor.

Hipatia dijo...

Así es, hemos avanzado demasiado deprisa y el lenguaje no nos alcanza. Mi hija que es más lista que yo, decidió llamar a casi todo el mundo por su nombre "Lola" "Miguel" "Santi" en lugar de por su grado de parentesco. Y el que no la siga que se aguante...

Anónimo dijo...

Te entiendo... mi hermano y yo nos reíamos diciendo cuando mi papá se casó, que teníamos una madrastra, un hermanastro y un perrastro.

Anónimo dijo...

Pero vos os sentis como hermanos, podes cntestar directamente tres !! y listo,no hay porque ponerles nombres raros ...