martes, 23 de septiembre de 2008

Hay que discriminar.

Sé que el título puede prestarse a la polémica, en general se usa para nombrar hechos que aborrezco y no entiendo para nada. Pero lo tomo prestado, quiero usarlo para otra cosa, como cuando usamos una sábana de mantel o una cucharita de corcho.

Con “discriminar” me refiero a decidir en qué voy a invertir mi tiempo, a ser más consciente de lo poco que me interesa, por ejemplo, tener un millón de amigos. A poder distinguir lo bueno. A animarme y rechazar las cosas que no son para mi. 

El tiempo productivo está claro que no necesita discriminación. Lo que es difícil es elegir a las personas idóneas para compartir los mejores ratos de nada, la planificación del nunca y las risas que vienen sin chiste. 

Lo que quiero es perder el tiempo con gente y cosas que valgan la pena, dejarlo pasar mucho y bien, malgastarlo a fondo para exprimirlo después cuando sí voy a aprovecharme de él. Perderlo por horas, días, y quién dice meses dice también un año, por qué no. 

Discriminar, discriminar, discriminar.

3 comentarios:

S.T.R. dijo...

How to contrive not to waste one's time?
By being fully aware of it all the while. Ways in which this can be done: By spending one's days on an uneasy chair in a dentist's waiting room; by remaining on one's balcony all a Sunday afternoon; by travelling by the longest and least-convenient train routes, and of course standing all the way; by queueing at the box-office of theatres and then not booking a seat.

Albert Camus, The Plague (1947)

María dijo...

Muy bueno, voy a empezar a ejercitar en esos lugares.
Gracias a tus comentarios estoy descubriendo una parte tuya que desconocía, tu parte Seto Reinosa quizás.

Ramiro dijo...

Sí coincido que unas de las funciones saludables del cerebro es saber discriminar. Saber discriminar bien es un arte que quienes tienen una mente bien filada saber usar. Discriminar lo que hace bien de lo que hace mal, estar con una persona y no con otra, elegir a una futura novia que puede llegar a ser esposa, en fin a disfrutar cuándo hacemos buenas elecciones.

Hasta pronto.

Ramiro.