No le recomendaría este método a nadie.
Edito lento, demasiado lento para cualquiera.
Paso todo el material por un tamiz hasta el final: un tamiz grueso, permisivo, muy poco exigente.
Al terminar vuelvo al principio. Y paso el material por otro tamiz. Todo, de nuevo, hasta el final. Me lleva semanas, meses. En la película anterior más de un año.
En cada pasada el tamiz es un poco más fino, empieza con exigencias, cierta coherencia, cierto tono.
Así sigo tamizando, una y otra vez. Cada vez las pasadas son más cortas, el tamiz cada vez más delicado, sus agujeritos tienen forma.
(La única virtud es la paciencia.)
El tamiz se empieza a transformar en un molde. Se amasan ya los ingredientes que han podido traspasar los distintos tamices.
Ese momento es mágico. Es el momento en que ya no estoy sola. Se percibe una forma, y esa forma habla y dice por dónde, cómo y cuánto. El material pasa a ser mi Dios, me conduce, me guía.
Y se ve la luz al final del túnel.
Edito lento, demasiado lento para cualquiera.
Paso todo el material por un tamiz hasta el final: un tamiz grueso, permisivo, muy poco exigente.
Al terminar vuelvo al principio. Y paso el material por otro tamiz. Todo, de nuevo, hasta el final. Me lleva semanas, meses. En la película anterior más de un año.
En cada pasada el tamiz es un poco más fino, empieza con exigencias, cierta coherencia, cierto tono.
Así sigo tamizando, una y otra vez. Cada vez las pasadas son más cortas, el tamiz cada vez más delicado, sus agujeritos tienen forma.
(La única virtud es la paciencia.)
El tamiz se empieza a transformar en un molde. Se amasan ya los ingredientes que han podido traspasar los distintos tamices.
Ese momento es mágico. Es el momento en que ya no estoy sola. Se percibe una forma, y esa forma habla y dice por dónde, cómo y cuánto. El material pasa a ser mi Dios, me conduce, me guía.
Y se ve la luz al final del túnel.
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