Los "diarios de la edad del pavo" de Fabián Casas:

Eso es un artista: una fuerza en el vacío que va a la derrota como único fin. Trópico de cáncer. Hasta el título me fascinaba. Aún hoy, no conozco otro título que represente de manera tan bella y cabal su comida interior.

Trópico de cáncer fue mi droga. Mi pulmón, el lugar donde yo controlaba mi desesperación, el libro que domesticó mi dolor.

Vivir en el miedo es ser un esclavo.

Habría que cerrar el mundo, al menos durante dos o tres generaciones. (Celine)

Me siento muy bien de ánimo, casi como un inconsciente.

Un diario sólo debería servir para calentar la mano.

Escribir es domesticar el dolor.

Cada día que pasa estoy más solitario, ya no encuentro placer en los grupos.

El periodismo es el camino más corto hacia el infarto.

Estoy agotado por mi lucha en pos de una erudición.

Una vez, mirando un programa de televisión, oí que un locutor le preguntaba a un ciego si no ver era como ver con los ojos cerrados. El ciego le contestó: "No ver, para un ciego, es ver con un dedo".

Cuando me preguntan por qué escribo pienso en esa frase.

Este diario me recuerda que soy un escritor. 

"Ni bien se seca la tinta ya me da asco", decía Beckett.

Tengo en el cuerpo la sensación nerviosa que da la sensación de escribir... y la casi certeza de que, por hoy, ya no podré hacerlo...

...me diluyo en las grietas de la vida cotidiana...

Y, sin embargo, en esta dialéctica entre hacer y no hacer, pasa toda la vida; lo mejor de la vida.

(Fragmenos de "Diarios de la edad del pavo", de Fabián Casas)