lunes, 29 de febrero de 2016

Pájaros en la boca

-¡Dios santo, Silvia, tu hija come pájaros!
-No puedo más.
-¡Come pájaros! ¿La hiciste ver? ¿Qué mierda hace con los huesos?
   Silvia se quedó mirándome, desconcertada.
-Supongo que los traga también. No sé si los pájaros... -dijo, y se quedó mirándome.
-No puedo llevármela.
-Si se queda me mato. Me mato yo y antes la mato a ella.
-¡Come pájaros!
   Silvia fue hasta el baño y se encerró. Miré hacia afuera, a través del ventanal. Sara me saludó alegremente desde el auto. Traté de serenarme. Pensé en cosas que me ayudaran a dar algunos pasos torpes hacia la puerta, rezando por que ese tiempo alcanzara para volver a ser un ser humano común y corriente, un tipo pulcro y organizado capaz de quedarse diez minutos de pie en el supermercado frente a la góndola de enlatados, corroborando que las arvejas que se está llevando son las más adecuadas. Pensé en cosas como si se sabe de personas que comen personas entonces comer pájaros vivos no estaba tan mal. También que desde un punto de vista naturista es más sano que la droga, y desde el social más fácil de ocultar que un embarazo a los trece. Pero creo que hasta la manija del coche seguí repitiéndome come pájaros, come pájaros, come pájaros, y así.

4 comentarios:

Betina Z dijo...

Ando con ganas de leer algo de Schweblin, pero dada mi fobia plumífera creo que optaré por Distancia de rescate...

María dijo...

Hola Betina, es sólo un fragmento de uno de los relatos del libro, justo el que le da el título, pero no todos son de pájaros, jaja.

Te recomiendo muchísimo "Siete casas vacías" aunque la verdad es que leí todos sus libros y son todos BUENISIMOS. Me encanta como escribe.

Saludos y gracias por comentar!

karen.dama dijo...

En el segundo renglón sabía que era Schweblin, o era ella o alguien que la había leído y quería parecérsele a fondo. talento total <3

María dijo...

genialidad total, me encanta. Besos Karen!