miércoles, 30 de diciembre de 2015

El desapego es una manera de querernos


No les temíamos a los ladrones. Los ladrones de mi infancia eran sombras inofensivas descolgándose en la noche, ágiles y silenciosas. Era poco lo que robaban: ropa de los tendederos, alguna garrafa medio vacía, una cubierta de bicicleta, una gallina. Parecía que eran ladrones solamente por el gusto de andar en las tinieblas, rondando los fondos de las casas mientras todos dormían y dándoles trabajo a los perros que garroneaban un rato al aire y volvían a echarse sin saber nunca si había pasado un ladrón o un fantasma.

La abuela mandaba cartas desde Buenos Aires y, en el verano, fotos desde Mar del Plata y Punta del Este, adonde la llevaban su patrones. Estaba contentísima de vivir en la ciudad. Decía que no podía entender cómo no se había ido antes: hablando así parecía una muchacha.

Por leer las revistas de su tía ella sabe un montón acerca de tumores femeninos, ciclo menstrual y tipos de besos.

-Viste cómo son -dice-. Tienen esas cosas que uno no entiende.
Y hablamos un rato de esas cosas que ellos tienen y nosotras no comprendemos. Hablamos como si no fuesen, al fin y al cabo, nuestra familia.

Ahora la Abuela tiene la edad de Manuela; mi madre, la edad de la Abuela; yo, la edad de mi madre. Algún día voy a tener todas las edades juntas.

Cuando se fueron a acostar ella le había preguntado si estaba alegre de volver a verlo. El se había encogido de hombros. 
-Está bien que haya aparecido -dijo por fin-: los viejos se van a poner contentos, tantos años sin saber nada.
-Pero vos ¿estás contento?
El la había mirado. Qué manía tenía su mujer de darle lecciones acerca del amor filial, fraternal, etcétera.
-Claro -dijo, sin saber si era verdad-. Claro. Vos sabés, nosotros somos desapegados, pero en el fondo nos queremos.


2 comentarios:

Betina Z dijo...

Hace poco leí El viento que arrasa y quedé deslumbrada... Qué buena novela, qué gran escritora es Selva Almada! Ahora estoy tras este libro, y los fragmentos que transcribiste solo aumentaron la urgencia (espero no posponerlo como al alfajor :-)

Los ladrones-fantasma de la infancia, qué hermosa imagen...

María dijo...

Hola Betina, leí "el viento que arrasa" y me encantó. El que más me gustó de Selva Almada es "chicas muertas", cómo hila el relato con las distintas voces es impresionante.
Saludos!