domingo, 22 de noviembre de 2015

No puedo ni quiero

Cuando como sola, no tengo nadie con quien hablar ni nada que hacer que no sea comer y tomar, así que mis bocados de comida y mis tragos de vino son un poco demasiado deliberados. Me la paso pensando: Es hora de que coma otro bocado, o Más despacio, ya casi se terminó el plato, se acabará la comida demasiado rápido. Trato de leer mi libro para que pase algo de tiempo antes de comer otro bocado o tomar otro trago. Pero casi no logro entender lo que dice la página porque leo muy poco por vez. Me distraen también las otras personas en el salón. Me gusta mirar a los camareros y camareras y a otros clientes muy atentamente, aunque no sean muy interesantes.

La costura de la media está torcida.

La emoción, decía el monje, es como una tormenta: se queda por un rato y después se va. Al percibir la emoción (como a una tormenta que se aproxima), uno debería ponerse en una posición estable. Uno debería sentarse o acostarse. Uno debería enfocar la atención en el abdomen. Uno debería enfocarse, específicamente, en el área debajo del ombligo, y practicar la respiración consciente. Si uno puede identificar la emoción como emoción, puede ser más fácil de manejar.

Me parece que ya no me gusta la colcha de mi cama.

No estoy cansada de todos los libros buenos, estoy solo cansada de las novelas y las historias, hasta de las buenas, o de las que se supone que son buenas. Estos días, prefiero los libros que tienen algo real, o algo que el autor al menos creyó que era real. No quiero aburrirme con la imaginación de otra persona. La imaginación de la mayoría de las personas es realmente poco interesante -uno puede adivinar de dónde sacó el autor esta idea y esa idea. Uno puede predecir qué va a pasar antes de terminar de leer una oración. Todo parece tan arbitrario.


(Fragmentos de "No puedo ni quiero", de Lydia Davis)

4 comentarios:

Marcelo dijo...

Ayer me.fui al Café Cortazar a leer y mirar y estuvo bueno. Lo de las novelas a veces me pasa también,la imaginación que se baje un poco del poder. Atenti al Mago de Buena
Librazo no novelístico

Marcelo dijo...

Buena no. Viena

Leonardo Vergara dijo...

Todos los artistas creemos que hay algo real detrás de lo que hacemos:

Felices fiestas
Felices fiestas rezan los eufemismos y salgo al rayo del sol,
amo y señor de la siesta.
A la arena brillante del río renegando que donde comenzó el hombre
hubiera terminado la naturaleza. Primitivo, me ahoga la nostalgia de lo sido.
El presente es una bruma
y el futuro es vapor que el astro desbarata de la humedad incipiente.
Ser-para-la-muerte
me nombra mi destino elegido en la inconsciencia del libro.
Y aunque parecen acabarse las preguntas
aún me pregunto en voz alta por mi abuela
y ya no troto, apenas puedo caminar al tiempo que una mariposa blanca me saluda en vuelo.
A los jóvenes nos toca aprender a llorar
y a morir para que otros lloren. Detengo el paso al semblante de una hormiga reina.
Casi me arrepiento de trotar y hacer temblar el suelo.
¿Será esto el amor? Deploro los besos no sidos.
Los primitivos subyugamos:
el conflicto al amor, el amor al arte y el arte a la naturaleza.

Me gustó tu blog. Saludos!

María dijo...

Hola Marcelo, gracias por la recomendación del libro.
Hola Leonardo, para mí detrás del arte hay preguntas y más preguntas. Gracias por la poesía y contenta de que te haya gustado el blog.
Saludos a ambos y feliz año nuevo.