lunes, 26 de octubre de 2015

Las clases de Hebe Uhart

Si algo me asalta, un recuerdo por ejemplo, lo escucho, porque es la matriz de lo que va a ser mi cuento. Sólo tengo que acompañarlo. No dejarlo caer. Atenderlo, no pensar que es una pavada.

Sólo debo preocuparme en escribir, como decía Isak Dinesen, "un poco cada día, sin esperanza y sin desesperación". Katherine Mansfield hablaba de la escritura como "el continuo esfuerzo, la lenta construcción de la idea".

Simone Weil decía: "una dificultad es un sol".

Cuando estoy contenta o despejada, le otorgo a los objetos una prontitud y una nitidez que no tienen si estoy triste, conecto con el mundo de una manera diferente. Pero cuando estoy contenta, el agua hierve cuando tiene que hervir, me preparo un mate y estoy de acuerdo con el universo y con las cosas.

"Estar a media rienda" significa no estar demasiado eufórico, porque me saldrá algo que parece hecho por un borracho o un drogado, ni muy deprimido, porque veré el mundo tan negro que nada valdrá la pena, estaré en un estado de depresión que me impide mirar. Aprender a convivir con uno mismo sirve no sólo a la literatura, sino también en la vida, sirve para vencer esa dificultad, ya se trate de no encontrar la palabra adecuada o el mejor modo de tratar al perro. Al pudrirnos de escribir, empezamos a pensar que todo está mal, que nada nos gusta, que el texto nos está saliendo equivocado. No es bueno ser masoquista, hay que estar templado. Si no toleramos muchas cosas, es porque no nos toleramos a nosotros mismos. Y si no nos toleramos a nosotros mismos, no podremos escribir.

¿Por qué hacemos juicios rápidos? Porque nos da angustia mantenernos en la duda. Y para escribir debo mantenerme en una duda razonable, quedarme un poco antes del concepto, de la crítica, del juicio rápido.

O´Connor decía: "el escritor está buscando una imagen que conecte, combine o encarne dos puntos; uno está arraigado en lo concreto, el otro es invisible a simple vista, pero el escritor cree firmemente en él, y es tan innegablemente real como el punto que todo el mundo ve". Cuanto más se mira el mundo, más se ve.

¿Cómo aprendo a observar? Aprendo a observar volviéndome pasivo, escindiendo el "yo inmediato". Simone Weil decía que "la atención tiene carácter pasivo y paciente, opuesto al carácter activo y laborioso de la vida que se desarrolla bajo el imperio de la necesidad".

Cuando los editores le preguntaron a Hebe si le parecía bien la idea de editar este libro, ella contestó: "No tengo nada en contra, pero preferiría que Liliana escribiera las crónicas de su viaje al Africa".



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