martes, 7 de julio de 2015

También esto pasará

Me siento a fumar en la plaza del pueblo, la banda sigue tocando y el público familiar ha sido sustituido por el noctámbulo, más numeroso y bailarín. Hasta tu enfermedad y tu muerte, nunca se me había ocurrido sentarme en un banco en la calle. Si estaba en la calle era para ir a algún sitio o para pasear, ahora disfruto de esa inmovilidad en medio de la gente, de esas pequeñas balsas de salvamento públicas. El mundo se divide entre los que se sientan en los bancos de la calle y los que no. Supongo que he pasado a formar parte del grupo de los ancianos, de los migrantes, de los desocupados, de los que no saben adónde ir.



No hay comentarios: