miércoles, 31 de diciembre de 2014

Boris Groys sobre Internet:

Es un tema difícil, tenemos el fenómeno de los videos virales, tenemos sitios web que son muy populares y atraen a mucha gente y que son gratuitos, por así decir. Y también tenemos a personas subiendo un material sin parar que (como diría Nietzsche) es para todos y para nadie. Y se ha convertido en una condición generalizada: todo el mundo le está hablando a todo el universo; es una especie de autoglobalización. Y ese proceso es tan intenso que desde luego podemos intentar proteger ciertas áreas de la producción cultural en términos de derechos. Pero me parece que la tendencia general es a mantener una conversación con básicamente nadie: una auto-presentación a una mirada, que es la mirada global -y quizás una mirada divina, pues es obvio que no hay quien sea capaz de mirar toda la producción que existe en Internet.

En toda la historia de la humanidad ha existido una especie de impulso hacia la confesión, hacia la apertura. El ánimo confesional al escribir, al crear, al comportarse, es muy antiguo, y comienza antes de su clarificación en el cristianismo. El cristianismo de hecho se basa en la oración y la confesión. Yo diría que Internet en este sentido, en especial Facebook, es la continuación de la Iglesia Católica por otros medios. Es un lugar de confesión y de autoexposición a una mira que no es una mirada divina, sino un algoritmo. De manera que te confesás al algoritmo. Y este algoritmo también tiene un poder hermenéutica: por ejemplo, si reservás un viaje en avión a Italia, al día siguiente te aparecen en la pantalla una lista de hoteles italianos. Es como si hubieras pedido ayuda divina: "Google, ayúdame a encontrar hospedaje en Italia", y de hecho obtenés una respuesta. Así que hay una especie de dimensión mágica y religiosa de nuestro pensamiento que se desenvuelve en las redes sociales.

Es inmortalidad, y no sólo en el sentido de volvernos inmortales y digitales, sino en el sentido del borrar la historia y de que todos los eventos se vuelvan simultáneos. Si googleás algo, significa que todo lo que alguna vez ocurrió está presente aquí y ahora, así que a través de Google también me apropio de la mirada divina: una mirada divina sobre la historia  que hace que todo sea simultáneo. Lo que sea que haya ocurrido, lo que ocurrirá y lo que está ocurriendo, lo podés encontrar en el mismo lugar al mismo tiempo. Google también es una especie de máquina mágica que arroja a los seres humanos dentro de la mirada divina.

4 comentarios:

dvadell dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

¡Feliz año María!
Brindo por esta maravilla del internet ;)

María dijo...

Muchas gracias, Anónimo! Lo mismo para ti.
Saludos.

Gloria dijo...

Me encanto la referencia a que estamos entregando temas o simplemente lo nuestro y pocos o muchos lo ven perola divinidad esta presente!