Tal vez la memoria funcione así, como si la mente filmase escenas caprichosas a través de los años: algunas trascendentes, otras sin ninguna relevancia. Y montadas una atrás de la otra van formando los recuerdos de cómo crecimos, la película de nuestra infancia. Algo así: BOYHOOD.
jueves, 21 de agosto de 2014
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1 comentario:
Me encantó, aunque a la mía le llamaría Soulhood...
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