Una y otra vez he navegado hacia la alegría. Pero no ha llegado nunca a estar en la misma habitación que yo; siempre al otro lado del camino, siempre cerca de mí, aunque inalcanzable. Como esas habitaciones alegres que se ven desde la calle o la alegría de la calle que se ve desde una ventana. Me esquiva. ¿Llegaré alguna vez a alcanzar la alegría permanente? Se esconde detrás de los giros del tiovivo y del circo ambulante. En cuanto yo llego, ya no hay alegría. El manipulador del espectáculo se quita ante mí sus máscaras y me muestra su trágico rostro. La alegría es como la espuma, es una iluminación.
domingo, 20 de julio de 2014
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4 comentarios:
Tengo los diarios de Anaïs Nin en un estante alto de la biblioteca (donde están los libros "del pasado"). Después de leer tu cita, creo que los voy a dejar más a mano.
Saludos, María.
Hola Betina,
Cada x años hay que releer alguno, o fragmentos. Son muy especiales.
Saludos y gracias!
Hola María, Betina,
Yo también tengo los diarios, sin leer, aunque no tan alto en mi biblioteca. Después de esto, los estoy pensando con más cariño.
Gracias por la cita, y saludos,
-- Diego.
Hola Diego,
Contanos después, me interesa la opinión de un hombre sobre los diarios.
Saludos.
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