martes, 6 de mayo de 2014

El Feo sobre la gente:

   Una tarde de sábado, mientras se masajeaba el pelo con Glostora -el aceite perfumado de moda- y se lo peinaba hacia atrás, todo hacia atrás, severamente hacia atrás, preparándose para ir al Salón Grande, el Feo se puso filosófico. Como hablando con su imagen reflejada en el pequeño espejo con marco de carey -siempre peinándose el pelo hacia atrás-, dijo que la vida era una fiesta: a veces divertida, a veces aburrida, dependiendo de si a uno le tocaba bailar con la fea o con la bonita.
   -O solo -acoté irónico.
    Y que la gente, dijo -sin trazas de devolverme la ironía- se dividía en dos clases:
   -Los que entran a bailar y los que se quedan mirando por la ventana.

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