martes, 17 de diciembre de 2013

Stephen King sobre el escritor y los otros:

Quiero ser tratado como una persona normal. Los escritores tenemos que mirar a la sociedad, y no al revés. Si mis editores me dicen que venga a París, es porque quieren vender libros. En las ferias de América trabajan chicas como ganchos: se ponen en las puertas de los locales de strip-tease y mueven un poco el culo para atraer a los clientes. Aquí yo soy el que mueve el culo. 
La mejor réplica a una crítica la hizo un músico del XIX cuya ópera fue demolida. Le escribió una carta al crítico diciendo: "Estoy en la habitación más pequeña de mi casa. Tengo su crítica delante, y muy pronto la tendré detrás". 
Cuando salió Carrie, tenía dos novelas más escritas, y le pregunté al editor en Nueva York cuál prefería, una de un secuestro más literaria, Blaze, u otra de terror, Salem's lot. Y él me dijo: "La segunda será un best seller, pero te encasillarán". Y yo le dije: "Me importa un carajo si paga la cuenta del supermercado. Mi mujer me llama cariño; mis hijos, papá; mis nietos, abuelito, y yo me llamo Steve. Me da igual como me llamen los demás". 
Este oficio es una pasión. Más que vivir de ella, me gusta practicarla. Preferiría estar escribiendo ahora en vez de estar aquí.

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