El
agua llena la bañera como un motor. Cuando cerrás la llave aparece el silencio.
Para callarlo, vas al living a poner música.
La mer,
qu'on voit danser le
long des golfes clairs…*
Subís
el volumen, prendés las velas y te desnudás por el pasillo, dejás tu ropa atrás
y entrás al agua como cada noche, con una copa de vino y los cigarrillos cerca,
te olvidás el teléfono. Si la música no estuviese tan alta, llamarías a alguna
amiga soltera para hablar de qué hizo, qué comió, quién la llamó, qué se
compró. La mer des reflets changeants,
sous la pluie…**
Prendés
un cigarrillo y el humo se mezcla con el vapor. Se traba el tiempo. No tenés novio,
no tenés perro. Te acariciás pero no como otras noches, hoy no. Te acaricias
con la dulzura de quien recorre un cuerpo de memoria, como un caballo la tierra
donde nació. Suena el teléfono pero no lo escuchás, la mer,
les a bercés,
le long des golfes clairs,
et d'une
chanson d'amour…***
No escuchás que llama tu madre. Llama tres veces, aunque no atiendas la
primera sigue llamando por si se equivocó de número, por si no llegaste a
descolgar o por si justo entrás a tu casa. Ella sigue llamando.
La mer,
les a bercés,
le long des golfes
clairs,
et d'une chanson
d'amour…*** Y esa tercera y última vez que suena el
teléfono vos dejás el cigarrillo y te vas quedando dormida. En el living sopla
el viento, vuelan las cortinas y pescan una ínfima llama de las velas que
lloran cera. Vos soñás que caes en un auto por un precipicio. Estás con un
hombre y se despiden a besos y gritos en esos segundos, minutos, que dura la
caída, con la conciencia de que se termina todo. El auto vuela hacia el final.
La llama trepa por la tela sintética mientras vos seguís cayendo con ese hombre
que nunca tuviste. El fuego alcanza la mesa de madera, corre hacia los discos,
trepa por los libros de arte apilados en el piso y se come la alfombra con sus
migas y microbios.
Termina la
canción y tenés la oportunidad de escuchar que se están quemando los cuadros,
pero estás soñando un final acompañada. Si tan solo tu madre llamase de nuevo en
ese recreo de silencio, no, no de silencio porque las llamas hablan entre
ellas, se organizan para destruir las fotos de tu infancia, para hacer
desaparecer toda pista del pasado, quieren limpiar, pintar de negro la historia
de tu vida. Pero tu madre ha dejado de llamar y pone un guiso de lentejas en un
taper que guarda en la heladera para
darte el domingo cuando vayas a almorzar. (En esa heladera se salvan varias
fotos tuyas.) Por eso tu madre no vuelve a llamar, no te despierta, porque está
ocupada dividiendo las lentejas.
Fin del silencio. Take me now baby
here as I am, pull me close, try and understand, desire is hunger is the fire I
breathe, love is a banquet on which we feed…^
Tampoco te
despierta el agua que ya está fría, ni el humo que ahora viene de otra parte.
Te despierta el impacto del auto, el final te despierta, el choque. Patti Smith
grita en el living y ya se quema la ropa que dejaste tirada en el pasillo. Because the night belongs to
lovers, because the night belongs to lust, because the night belongs to lovers,
because the night belongs to us…^^ La música tapa el
ruido de las sirenas. Sacás la cabeza por la pequeña ventana del baño. Tu culo
blanco empieza a ponerse rojo y es lo primero que ven los bomberos cuando te
encuentran. Ya no hay música, pero
tu cabeza todavía grita con furia because
the night belongs to lovers, because the night belongs to us…^^ Uno de los hombres que
entra al baño te cubre con una manta. Vos confundís ese gesto con un abrazo.
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* El mar que se ve bailar a lo largo de claros golfos
tiene reflejos de plata.
** El mar con reflejos que cambian bajo la lluvia.
***El mar los ha acunado a lo largo de los golfos claros
y de una canción de amor.
^ Tómame ahora, amor, acá, como soy, acércame, trata de
entender, el deseo es hambre, es el fuego que respiro. El amor es un banquete
con el que nos alimentamos.
^^Porque la noche pertenece a los amantes, porque la
noche pertenece a la lujuria, porque la noche pertenece a los amantes, porque
la noche nos pertenece a nosotros.
(Ilustración de Diego Fernández)
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