martes, 5 de marzo de 2013

Soñar para no morir

Hace tres días que empecé a ver “Cero Dark Thirty”, de Kathryn Bigelow. Más allá de que cinematográficamente no me interesa para nada, no puedo llegar al final. La primera vez me quedé dormida media hora antes de que termine. Ayer la volví a poner desde ahí y me volví a quedar dormida. No logro ver la muerte de Bin Laden.

Hoy murió Hugo Chávez y agradezco a mi buen gusto esporádico no tener televisión. No quiero ver. Sé que la muerte duerme conmigo y me acompaña a trabajar. La siento acá, ahora, mientras escribo esto, pero no quiero mirar cómo mueren los niños, los malos, los genios, mis amigos. No quiero ver cómo muere nadie.

Estoy siendo más ingenua que nunca: una de esas señoras que se tapan los ojos en el cine. Será un momento. Estoy escribiendo poco. Estoy envejeciendo. Estoy riendo. Estoy tratando. Estoy feliz. Será eso, que me levanto y me acuesto contenta. Cuando se me cierran los ojos tengo la fantasía de que el sueño me salva de la muerte.

6 comentarios:

Rob K dijo...

El poeta español Luis García Montero (n. 1958) escribió esto:

LA INMORTALIDAD

Nunca he tenido dioses
y tampoco sentí la despiadada
voluntad de los héroes.
Durante mucho tiempo estuvo libre
la silla de mi juez
y no esperé juicio
en el que rendir cuenta de mis días.

Decidido a vivir, busqué la sombra
capaz de recogerme en los veranos
y la hoguera dispuesta
a llevarse el invierno por delante.
Pasé noches de guardia y de silencio,
no tuve prisa,
dejé cruzar la rueda de los años.
Estaba convencido
de que existir no tiene trascendencia,
porque la luz es siempre fugitiva
sobre la oscuridad,
un resplandor en medio del vacío.

Y de pronto en el bosque se encendieron los árboles
de las miradas insistentes,
el mar tuvo labios de arena
igual que las palabras dichas en un rincón,
el viento abrió sus manos
y los hoteles sus habitaciones.
Parecía la tierra más desnuda,
porque la noche fue,
como el vacío,
un resplandor oscuro en medio de la luz.

Entonces comprendí que la inmortalidad
puede cobrarse por adelantado.
Una inmortalidad que no reside
en plazas con estatua,
en nubes religiosas
o en la plastificada vanidad literaria,
llena de halagos homicidas
y murmullos de cóctel.
Es otra mi razón. Que no me lea
quien no haya visto nunca conmoverse la tierra
en medio de un abrazo.

La copa de cristal
que pusiste al revés sobre la mesa,
guarda un tiempo de oro detenido.
Me basta con la vida para justificarme.
Y cuando me convoquen a declarar mis actos,
aunque solo me escuche una silla vacía,
será firme mi voz.

No por lo que la muerte me prometa,
sino por todo aquello que no podrá quitarme.



Saludos.

María dijo...

Gracias Rob K, muy, muy bueno.
No sé qué me pasa, siento la vida entera, lo más cotidiano, en carne viva (valga la redundancia).
Saludos.

Unknown dijo...

Encuentros y desencuentros…

Quizás las ráfagas de viento huracanado, los fríos polares y todo lo demás que dice el telediario tiene que ver con esa sensación de sentir la vida: el viento te encuentra al girar la esquina, golpea fuerte y te jala a la vida. No obstante, a veces deseas darle una tregua a la vida, un segundo sin tanto sentir…
Encontré tu blog recién, buscando una cita de Lispector… muy entretenido leerte

Gendai no samurai dijo...

«...Pero Elhoin sabe que el día en que comiereis de ello vuestros ojos se abrirán.»
Apenas abiertos, el drama dio comienzo. Mirar sin comprender:
eso es el paraíso. El infierno será, pues, el lugar donde se comprende, donde se comprende demasiado...
Cioran.-

María dijo...

ani yadira nino, bienvenida. Me alegro que te haya traído Clarice Lispector y gracias por tu comentario.

Gendai, gracias también.

Saludos

Unknown dijo...

"Zero Dark Thirty" es una de las mejores películas que he visto en un par de años... si podés, terminá de verla.