domingo, 1 de julio de 2012

John Berger sobre el dibujo:

¨Está pasando un minuto en la vida del mundo. Píntalo como es.¨  (Paul Cezanne)

Una línea, una zona de color, no es realmente importante porque registre lo que uno ha visto, sino por lo que le llevará a seguir viendo. 

Cada marca que uno hace en el papel es una piedra pasadera desde la cual se salta a la siguiente y así hasta que haya cruzado el tema dibujado como si fuera un río, hasta que se lo haya dejado atrás. 

Un dibujo es un documento autobiográfico que da cuenta del descubrimiento de un suceso, ya sea visto, recordado o imaginado. 

Entonces, el dibujo alcanzó enseguida su punto crítico, lo que significa que lo que había dibujado empezó a interesarme tanto como lo que todavía me quedaba por descubrir. En todos los dibujos hay un momento en el que sucede esto. Y yo lo denomino ¨momento crítico¨, porque es entonces cuando se decide realmente si el dibujo va a salir bien o mal. A partir de ese instante uno empieza a dibujar conforme a los requisitos, las necesidades, del dibujo. Si el dibujo ya es un poco fiel, entonces esos requisitos corresponderán probablemente a lo que uno todavía puede descubrir buscando de verdad. Si el dibujo no es fiel, dichos requisitos acentuarán la infidelidad. 

Hay dibujos que estudian y cuestionan lo visible, otros que muestran y comunican ideas, y, por último, aquellos que se hacen de memoria. Cada tipo habla en un tiempo verbal distinto. Y nuestra imaginación responde con diferentes capacidades a cada uno de ellos. 

La virtud de los dibujos se deriva del hecho de que son diagramáticos. Los dibujos son solo notas tomadas en un papel. El secreto es el papel. 

Hay algunas pinturas que un animal podría leer. Ningún animal podría leer un dibujo. 

La gente suele hablar de la frescura de la visión, de la intensidad de ver algo por primera vez, pero la intensidad de ver algo por última vez es, creo yo, superior. (...) Lo visual es siempre el resultado de un encuentro irrepetible. 

Los dibujos revelan más claramente el proceso de su ejecución, de su propia mirada. La facilidad imitativa de una pintura a menudo funciona como un disfraz; es decir, aquello a lo que hace referencia pasa a ser más importante que las razones para referirse a ello. Las grandes pinturas no están disfrazadas de esta forma. Pero incluso un dibujo de tercera categoría revela el proceso de su creación. 

Todos los grandes dibujos se hacen de memoria. Por eso lleva tanto tiempo aprender. Incluso cuando tienes el modelo delante dibujas de memoria. El modelo sirve de recordatorio. El modelo te recuerda unas experiencias que sólo puedes formular y, por consiguiente, recordar dibujando. 

Por más que me guste la escritura, es el dibujo el que me demuestra todo lo que se puede decir con una sola marca, aparentemente descuidada. 

Y así llegué al final. Simultáneamente ambición y desilusión. Aunque en mi imaginación veía que mi dibujo y el hombre real coincidían, de modo que por un instante dejó de ser un hombre que había posado para mí y se convirtió en un habitante del mundo que yo había medio creado, en una expresión única de mi experiencia, aunque fuera esto lo que veía en mi imaginación, lo que de hecho veía era lo inadecuado, lo fragmentario y lo torpe que era mi dibujito. 

Para el artista dibujar es descubrir.

(Fragmentos de ¨Sobre el dibujo¨, de John Berger)

1 comentario:

Fran dijo...

conoces donde puedo descargar ese libro?