Si entraron a este blog el lunes, leyeron el cartel que informaba: “Este blog ha sido eliminado”. Cuando yo lo vi me puse a llorar, sentía que se me había muerto alguien. Y desde el lunes quiero escribir acá lo que pasó el lunes pero no me animaba, todavía tenía miedo, no sabía si seguir alimentando este espacio que al parecer puede desaparecer en cualquier momento como por arte de magia, puf.
Todo empezó con una de esas pantallas de Google que te piden la actualización de tus datos. En este caso me pedía la fecha de mi nacimiento y me preguntaba si yo era hombre o mujer. Por rebeldía anti-adolescente (supongo que en estas épocas una adolescente no hubiese dudado en informar lo joven y mujer que era) quise saltear la maldita pantalla. Pero no, volvía a aparecer como un niño que no te deja en paz hasta que le compres caramelos.
Cedí y puse que soy mujer; pero en la fecha de nacimiento no, ahí puse 1-1-2012. ¿A quién le interesa? ¿No es acaso Internet una gran nube difusa en dónde mujeres se hacen pasar por hombres y hombres por chicos y todos hablan con todos y se puede decir lo que uno quiera total nadie te ve o se entera? Automáticamente Google me retrucó que la fecha de mi nacimiento parecía ser incorrecta. Sin pensarlo me retracté y puse 1-1-2000.
¿2000? ¡Usted no es mayor de edad! ¿Por quién me toma?, me gritó un juez virtual y me condenó automáticamente: bloqueo de email y muerte al blog. Así, en un segundo, me borró del mundo virtual. Chau, hasta nunca, a usted nadie la conoce. Para tranquilizarme, salí a caminar por la calle. Pensaba que quizás un reseteo general no me venía tan mal, por algo pasaba lo que pasaba, y lo mejor es lo que pasa, me dice siempre una amiga.
¿Por qué no? Habiendo desaparecido este blog, no me quedaba otra que dedicarme a escribir los cuentos y los guiones que me esperan pacientes e incompletos. Pero a pesar de mi optimismo negador me sentía muy rara, era algo así como caminar en una de las dos dimensiones que existían, estaba en la calle, con la panadera y el colectivero, pero ya no existía allá, en dónde están todos, en dónde me pueden encontrar en cualquier momento y yo me puedo comunicar con quien quiera, la Matrix.
Volví a casa decidida a recuperar mi otra identidad. Para devolverme mi blog y mi cuenta, Google me exigió una copia de mi pasaporte y el pago de treinta centavos de dólar a través de una tarjeta de crédito. En ese momento, les hubiese revelado mis secretos más íntimos y me dí cuenta de que me tenían agarrada. Todo había empezado porque yo no había querido decirles cuándo nací y ahora sabían hasta mi grupo sanguíneo. Les había dado todo para que ellos me devolviesen lo que antes era mio.
Cuando volvió T. le conté lo que me había pasado, la angustia por mis lectores, que antes de pagar había ido en persona a las oficinas de Google argentina y que no me habían querido ni abrir la puerta. ¿Existirá Google en esta dimensión? Lloré miedos y paranoias, ahora sabían todo de mí, mi teléfono, mi edad, el nombre de mi madre y hasta dónde vivía. T. me miró tranquilo, con compasión. Agarró el ipad y giró la pantalla mostrándome el radar que apuntaba insistente la calle en donde vivimos: usted está aquí, usted está aquí. Lo saben todo, me dijo, dónde estamos, qué comemos, con quién nos acostamos. El tema es que no les interesa.
Antes de irme a dormir, como esas madres que pasan a ver si el bebé respira, volví a corroborar que este blog existía. Y sí, ahí estaba, de lo más panchito. Lo miré con miedo, ya no era seguro, no era hermético, no era algo que yo controlaba. Respiraba, sí, y lo tenía enfrente, pero ahora yo sabía que podía desaparecer en cualquier momento, cuando Google dictaminara que ya fue suficiente, que hasta acá llegamos. Toda vida contiene su propia muerte. El blog estaba más vivo que nunca, y latía, como la flor que regamos todos los días, como los hijos. Por eso hoy, al fin, pude vencer el miedo y escribir acá lo del lunes. Qué bello es vivir.
5 comentarios:
me alegro que estés de vuelta.
qué bueno que lo hayas recuperado, ¡me alegro!.
te cuento, no lo probé pero vi que en la configuración de blogspot hay una opción para exportar el blog, lo que me imagino generará algún tipo de backup en el disco rígido.
por otro lado, es más engorroso pero hay opciones para no estar tan a merced del arbitrio de google... con un hosting propio y algunas aplicaciones libres de gestión de correo y contenidos.
Leo cada una de tus entradas, sólo una vez te dejé un comentario, tacañería la mía!
Tu te llevaste un buen susto y yo también!
Me alegra que estes !!!!!
Mi único pensamiento de terror fue: Cómo la voy a volver a encontrar?
Gracias a los cuatro por los comentarios...
Estoy pensando cómo hacer para dejar mi rastro en el caso de que google me borre del mapa. Por ahora tan sólo dejo acá una dirección de mail alternativa a la vinculada a este blog:
alvarez.amaria2@gmail.com
No sé muy bien para qué... pero por las dudas.
Saludos.
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