La residencia de Hara Kei parecía sumergida en un lago de silencio. Hervé Joncour se acercó y se detuvo a pocos metros de la entrada. No había puertas, y sobre las paredes de papel aparecían y desaparecían sombras que no emitían ruido alguno. No parecía vida: si había un nombre para todo aquello, era teatro.
sábado, 14 de enero de 2012
"Morir de nostalgia por algo que no vivirás nunca"
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Lo escribe tan bien
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2 comentarios:
¡lo conseguiste!
tá bueno para arrancar el año
:)
Hola, Juan. Sí, gracias!
Una caricia literaria...
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