Hace un par de meses viajé a España por amor; lisa y llanamente, así de literal, lo digo bien clarito: viajé a España por amor. Cuando llegué a Ezeiza, en la fila del “check in” conocí a Laura, una española que rezaba para que el vuelo estuviese sobrevendido y pudiese quedarse unos días extra en Argentina, más precisamente en Salta, dónde había conocido a un hombre del cual se había enamorado.
Dos mujeres desconocidas, muy distintas, un instante, una persona más o menos en la fila, la necesidad de alguna de las dos de ir al baño o a comprar el diario, un taxista que no tenía cambio y se demoró en conseguir, la valija que pesa mucho y María camina despacio para llegar a la interminable fila y pararse justo ahí, justo detrás de Laura.
Laura y yo, por cuestiones que nadie entiende, nos entendimos automáticamente, valga la paradoja. Nos hermanamos en esperas, formularios y cuidados como si estuviésemos emprendiendo un viaje juntas; aunque ella volvía a su país y yo abandonaba el mío, ella dejaba atrás a un salteño y yo iba en busca de un andaluz.
Durante el viaje nos contamos nuestras historias de amor. Laura no paró de hablar del salteño y de lloriquear porque no volvería a verlo. (Es increíble, no hay dolor más profundo y a la vez más superficial que el sufrimiento por amor.) Apenas aterrizamos en Madrid salimos disparadas cada una por su lado, perdíamos conexiones aéreas. Antes intercambiamos datos, aunque estábamos grandes y demasiado lejos para que no se corte.
Pero ¡oh, sorpresa!, a los pocos días noticias de Laura: “Tu historia de amor es para admirar y motiva para luchar por lo que uno quiere.” ¿Qué? Parece que yo le había contagiado no sé que locuela y ella había invitado al salteño a Roma, él había aceptado y, si no me equivoco, estaría viajando a Europa por estos días. Si por esas causa o casualidades él viaja la semana que viene, puede ser que en Ezeiza, al bajarse del taxi, se cruce con el andaluz más lindo del mundo, fumando aliviado después de doce horas de abstinencia.
3 comentarios:
nada es casual en la vida, no? Y seguramente ninguna de las dos se olvide nunca de ese encuentro ni tampoco de sus caras (me hiciste acordar, con esta historia, de mucha gente que vi solo una vez en mi vida y que aun no olvido...)
slds,
clara
Hola Clara,
Parece que la voy a volver a ver... Laura se viene a vivir a Argentina!
Saludos,
María
el amor es mas fuerte ... ja! (yo estoy dando vueltas hace mas de 10 años por el mundo y puedo decir sin ninguna duda que lo hago por amor y con amor, claro)
Ojala Laura tenga una hermosa vida con su salteño!
Clara
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