Ayer fui al Teatro Colón a ver la ópera “La flauta mágica”. No me acuerdo cuándo fue la última vez que había entrado al Colón, así que fue casi como haber ido por primera vez. Lo bueno de tener tan mala memoria es que todo se vive como algo nuevo, se ven las cosas con ojos vírgenes; a veces me sorprendo: ¡Ah! ¿No soy una niña?
En la semi-oscuridad, el contraplano: todas las miradas dirigidas, hipnotizadas. Ahí adentro parece que nada malo te puede pasar porque no suenan teléfonos, no hay computadoras, nadie habla. La música, los disfraces, los movimientos, los colores, la magia del cuento que te va llevando y te calma, como los dibujos animados a los niños.
Sí soy una niña. Como todos. Soy una niña con mala memoria.
1 comentario:
yo quiero ir y ser una niña otra vez!
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