lunes, 9 de mayo de 2011

Dicen, dicen

Estoy escribiendo un cortometraje. Es un encargo ideal: me pagan y tengo la suerte que lo va a dirigir una de mis mejores amigas, Cecilia. Con ella comparto cierta visión del mundo; el gusto por el té, la terapia y la ropa. Hablamos mucho de todo, a veces demasiado, embaladas de entendimiento nos olvidamos que somos dos.

El cortometraje se trata de cómo hacer para experimentar individualmente si estamos influenciados por lo que “la gente” dice que es la vida; qué pasa cuando lo que vivimos no concuerda con eso que todos dicen. ¿Hay tantas maneras de ver algo como seres humanos? ¿Y la identificación? ¿Y la voz de la experiencia? ¿Y las frases hechas de dónde vienen?

Escribir me hace pensar. Es un tipo de pensar maravilloso, un don, una luz adentro, algo único y mío. Quizás sentir sea lo mismo que ese pensar tranquilo y lúcido. ¿Sentir será otra manera de pensar? Porque no tiene nada que ver con los bombardeos de la mente cuando cree que piensa pero sólo molesta, repite cosas que escuchó en cualquier lado. Es otra cosa, un poder de mujer biónica.

Volviendo al corto, Cecilia y yo a veces nos enredamos tratando de explicar, de justificar, entender por qué, y gastamos mucha energía; pero son discusiones necesarias, nos confirman que más vale que encontremos la mejor manera de formular la pregunta, porque la respuesta no la sabemos. Quizás la tengan los otros, y ya veremos qué dicen.

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