lunes, 11 de abril de 2011

Perdida

Hoy salí a hacer mis cosas después de trabajar muchas horas y días seguidos. Mi trabajo es exigente, quedo fusilada de decirle a un equipo de filmación de setenta personas lo que va a pasar, cuándo, cómo y cuánto va a durar, a qué hora vamos a terminar. Y encima en dos idiomas, así de esquizofrénico es todo.

Cuando vuelvo a la vida después de trabajar tanto es como volver de un viaje, como salir después de estar enferma, internada. Veo todo nuevo y raro, soy una extranjera perdida que se pasa las paradas del colectivo, no sabe adónde va y se olvida el teléfono celular. Quedo tonta.

Por eso hoy a la mañana crucé Las Heras con el semáforo en verde; me di cuenta atrapada en la mitad de la avenida con los colectivos peinándome de un lado y despeinándome del otro. No sé cómo volví a la vereda pero llegué, contenta de estar viva, y una viejita me cantó las cuarenta.


¿Vos estás loca?, si te pasa algo encima le generás un problema a otra persona, por qué no esperás a que se ponga en rojo, ¿tan apurada estás?, ¿acaso no te enseñaron a cruzar bien la calle? Yo apagué mi audífono natural y le sonreí, ella tenía toda la razón del mundo, sí, sí; y extrañé a mi abuela.


Incansable, siguió con sus retos tiernos pero para mí todo era irreal, qué buscaba yo del otro lado de la calle, para qué servía eso que andaba buscando. Los ojos chinos, las piernas ausentes, las manos inútiles. ¡Ahora! me gritó cuándo el semáforo se puso en rojo. Como perro bueno seguí a la señora sin chistar, al fin alguien me decía lo que tenía que hacer.

2 comentarios:

Beroldo dijo...

Ay, María, con qué inocencia contás semejante distracción.
¡Que no vuelva a pasar!
( te reto-cariñosamente- como la señora)

Un beso y que estés bien.
Laura

Unknown dijo...

Al principio cuando comencé a leer pensé que odiabas ese trabajo, o peor aún, dije "pobre mina, está siendo torturada", hasta que llegué al reto de la vieja y me dije que "un buen chirlo es sano".