martes, 21 de diciembre de 2010

El arte de amar

Ya saben que estoy investigando sobre el amor. No es que quiera respuestas o entender algo, sólo busco pensarlo, estar cerca de todo lo que implica. Mis amigos me recomiendan libros, películas, me mandan mails de seminarios. Quiero hablar del amor con cualquiera, con todos, con uno. Hablar de amor. Voy a ser una especialista y no tengo prejuicios, vergüenza, no tengo límites. Así que quedan avisados, preparen sus corazones si pasan por acá:
¿Qué le da una persona a otra? Da de sí misma, de lo más precioso que tiene, de su propia vida. Ello no significa necesariamente que sacrifica su vida por la otra, sino que da lo que está vivo en él –da de su alegría, de su interés, de su comprensión, de su conocimiento, de su humor, de su tristeza-, de todas las expresiones y manifestaciones de lo que está vivo en él. Al dar así de su vida, enriquece a la otra persona, realza el sentimiento de vida de la otra al exaltar el suyo propio. No da con el fin de recibir; dar es de por sí una dicha exquisita. Pero, al dar, no puede dejar de llevar a la vida algo en la otra persona, y eso que nace a la vida se refleja a su vez sobre ella; cuando da verdaderamente, no puede dejar de recibir lo que se le da a cambio. Dar implica hacer de la otra persona un dador, y ambas comparten la alegría de lo que han creado. Algo nace en el acto de dar, y las dos personas involucradas se sienten agradecidas a la vida que nace para ambas. En lo que toca específicamente al amor, eso significa: el amor es un poder que produce amor; la impotencia es la incapacidad de producir amor.
Si no les quedó claro (y siendo un poco más extremistas) por favor refuercen el concepto viendo ESTE maravilloso corto de Spike Jonze.
(Fragmento de “El arte de amar”, de Erich Fromm)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca se termina de conocer al amor. Hice una monografía sobre el tema, justamente... quizás mi blog te ayude en tu investigación... o me presto para una charla sobre esas cosas que nos hacen llorar, y hasta de alegría.

Juan Manuel López Baio dijo...

Me parece formidable tu iniciativa de convertirte en especialista del amor.
Excelente ese libro de Fromm, un clásico. Para aportar en esta cartografía amorosa: "Fragmentos de un discurso amoroso" de Roland Barthes.
Honestamente, todavía no lo leí, sólo pispeé fragmentos. Pero tanto por ellos, por intuición, por la eminencia del autor como por referencias y recomendaciones, me animo a apostar es otro clásico del asunto. Después te cuento.

María dijo...

Sí, Juan Manuel, leí ese libro y supongo que escribiré sobre él pronto, es muy bueno.
También leí "Amor líquido" y estoy en la búsqueda de uno que se llama "El viaje al amor".
Me vienen bien las recomendaciones!
Gracias y saludos,
María

Juan Manuel López Baio dijo...

Claro. Hay otro libro que me viene a la mente.. este no analiza el amor como tema de estudio. Es una ficción, "Una historia en cartas", como dice el subtítulo. Se llama "De A para X" y es de John Berger. Una ficción basada en las cartas de A'ida a su amante Xavier, quien está preso, y las notas que él escribe en el reverso de las mismas.
Es un libro que me conmovió muchísimo, y más allá de que no haga un análisis formal del tema, en un sentido muy profundo el amor es EL tema total del libro. Es hermoso.

Seguramente me sigan viniendo títulos a la cabeza... te iré comentando.

María dijo...

Gracias Juan Manuel!
Lo voy a leer.
Saludos.

Diego Gándara dijo...

Hola, María. Yo me la paso pensando lo mismo. Será que cuando uno llega a los cuarenta deja la fe y empieza a comprender y regresa al camino. Y volví a leer, así, una parte de la biografía de Althusser que tanto me había gustado hace años. Dice, en El porvenir es largo: "Creo haber aprendido qué es amar: ser capaz, no de tomar iniciativas de sobrepuja sobre uno mismo, y de exageración, sino de estar atento al otro, respetar su deseo y sus ritmos, no pedir nada pero aprender a recibir y recibir cada don como una sorpresa de la vida, y ser capaz, sin ninguna pretensión, tanto del mismo don como de la misma sorpresa para el otro, sin violentarlo lo más mínimo. En suma, la simple libertad. ¿Por qué Cézanne ha pintado la montaña Sainte-Victorie a cada instante? Porque la luz de cada instante es un don."

Espero que te sirva.
SAludos.

Diego

María dijo...

Gracias Diego!