lunes, 2 de agosto de 2010

Espanglish

Trabajo mucho con extranjeros y nos comunicamos en inglés. Aprendí ese idioma en el colegio y ahí quedó, después las películas y las canciones hicieron el mantenimiento hasta que empecé a trabajar para servicios de producción y reforcé mi lengua de back up.

Hablo en ese idioma bastante bien y lo leo y lo escribo mejor (me pasa lo mismo con el español). Pero hubo siempre algo raro: no me gusta hablar un inglés demasiado correcto y me pone muy incómoda que un compañero argentino lo hable perfecto, como ellos.

Pensé que era algo irracional y hoy la revista Ñ me lo esclareció todo. Fue como ver la luz, literal y literariamente hablando. Muchas gracias a María Sonia Cristoff por explicarme por qué me pasa lo que recién entendí que me pasa cuando leí esto en “El valor del propio acento”:

Algo mimético se pone en juego en nuestra política de aprendizaje de lenguas extranjeras, como si en lugar de ampliar la cultura original, se pretendiera negarla. (…) Hay algo de identidad -de querer ser, no de querer hablar- que se pone en juego en esa política del aprendizaje de lenguas. (...) Como si no fuera tanto más atractivo hablar una segunda lengua con rastros evidentes -no sólo en la fonética; también en las elecciones lexicales, en el orden sintáctico- de estar realizando un decidido acto de mestizaje.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

leo tu blog cada tanto

me encanta tu forma de decir las cosas y tu forma de pensar

María dijo...

Gracias, me sonrojé...

Clemencia González Silveyra dijo...

Pucha, maría! Ahora siento culpa por pronunciar bien el inglés!

María dijo...

Jaaaa Doctora, no sienta culpa... sólo revuelva un poco las palabras y no pronuncie tanto la R...

mara dijo...

muy cierto
me hace acordar a mi novio que habla muy como es él. Y está bueno hablar como es uno

Peti dijo...

Meri (verás que tomo tu post al pie de la letra),

hacía bastante que no pasaba por tu blog, leyendo lo atrasado me encontré este post que me pareció muy interesante.

Alguna vez escuché a algún entendido que me explicaba que si dibujásemos el aprendizaje de una lengua como una curva, llegaríamos a un punto (en un nivel alto del aprendizaje) en que la curva deja de crecer, dejando lugar a una meseta en el proceso que más tarde se reanudaría. Una de las explicaciones que se proponen es que esta meseta es producto de un mecanismo de defensa ante la penetración profunda de una identidad cultural ajena. Como si tu ser, tu identidad, finalmente se sintiese amenazada y decidiese hacerse la boluda y no jugar más con la nueva.

todo es política y el derecho de piso lo pagan hasta las lenguas!

te mando un abrazo grande y espero que estés muy bien :o)