lunes, 17 de mayo de 2010

Inseparables

Estos tiempos hay una idea que me acosa como un mosquito molesto, como los chicos que insisten con algo y gritan para ser escuchados. Me resisto a aceptarla, es una verdad que no tiene remedio y sí, es un poco triste: la libertad y la soledad son hermanas siamesas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que eso es así sólo desde una idea de libertad negativa, como ausencia de impedimentos a la voluntad individual, y en ese caso si, la libertad solo sería posible si una estuviese sola en el mundo (lo cual es imposible, y por eso creo que es mejor no buscar ese tipo de libertad). Prefiero una idea de libertad positiva (y colectiva), donde somos más libres cuanto más podemos desarrollar nuestras capacidades para actuar, y eso se logra de modo colectivo, construyendo y desarrollándonos con otros.

María dijo...

Hola anónimo.
No creo que la "ausencia de impedimentos a la voluntad individual" sea libertad negativa, todo lo contrario, creo que es una libertad muy positiva. Hay diferentes grados de "otros", creo que se puede vivir rodeado de gente y estar solo en el mundo y ser más libre que el que comparte la vida con amigos, con pareja, con familia. Estos últimos "otros" limitan naturalmente nuestra libertad (y nosotros limitamos la de ellos). Pero son las reglas del juego, y en este juego también está el amor.

Florence. dijo...

A veces son tan parecidas que hablamos con el nombre de una, de otra, y no nos damos cuenta que no queremos aceptar la realidad tal cual es.
Y no me considero, por mi parte, culpable... hay dias que prefiero refugiarme en una nombrando a la otra.

¡Saludos por aca!

Anónimo dijo...

Hola María.
Con lo de positiva y negativa no me refería en términos valorativos, lo de negativa venia por entenderla como la negación de impedimentos. De todos modos si las valoro. Porque mas allá de las definiciones y lo nominal, creo que la búsqueda de esa libertad "negativa" necesariamente conduce a la frustración porque es irrealizable, intentar realizarla es quedarse cada vez más sola, y en última instancia que no existan los otros, y por lo tanto no existir uno (porque no se puede existir sin el reconocimiento de los otros). Claro que compartir y construir con otros no garantiza ser más libre, se pueden construir relaciones más opresivas. Pero desde mi punto de vista, los otros son una condición necesaria (no suficiente) para poder ser libres (o sencillamente para poder SER), no se puede ser más libre estando más solo, los otros no limitan mi libertad, al contrario, soy mas libre si construyo con otros, puedo hacer mas cosas con otros que solo.
Pero bueno, tal vez nos estamos refiriendo a cuestiones diferentes, no era mi intención entrar en una discusión sobre abstracciones, suelo leer el blog sin comentar, y no se porque esta vez el post me motivo a hacerlo.
Mejor me voy a escuchar Mommy's Little Monster que es una hermosa canción.

¡Saludos!

María dijo...

Me hacen pensar tus comentarios, anónima. Creo que estamos hablando sobre lo mismo desde distintos planos, y me gusta. Saludos para vos y ojalá vuelvas a comentar.

Anónimo dijo...

Gibran Khalil. Sobre La Libertad.
A las puertas de la ciudad y a la lumbre de vuestro hogar yo os he visto postraros y adorar vuestra propia libertad.
Así como los esclavos se humillan ante un tirano y lo alaban aun cuando los mata.
En el jardín del templo y a la sombra de la ciudadela he visto a los más libres de vosotros usar su libertad como un yugo y un dogal.
Y mi corazón sangró en mi pecho porque sólo podéis ser libres cuando aun el deseo de perseguir la libertad sea un arnés para vosotros y cuando dejéis de hablar de la libertad como una meta y una realización.
Seréis, en verdad, libres, no cuando vuestros días estén libres de cuidado ni vuestras noches de necesidad y pena. Sino, más bien, cuando esas cosas rodeen vuestra vida y, sin embargo, os elevéis sobre ellas desnudos y sin ataduras. Y, ¿cómo os elevaréis más allá de vuestros días y vuestras noches a menos que rompáis las cadenas que, en el amanecer de vuestro entendimiento, atasteis alrededor de vuestro mediodía?
En verdad, eso que llamáis libertad es la más fuerte de esas cadenas, a pesar de que sus eslabones brillen al sol y deslumbren vuestros ojos.
¿Y qué sino fragmentos de vuestro propio yo desecharéis para poder ser libres?
Si es una ley injusta la que deseáis abolir, esa ley fue escrita con vuestra propia mano sobre vuestra propia frente.
No podéis borrarla quemando vuestros Códigos ni lavando la frente de vuestros jueces, aunque vaciéis el mar sobre ella.
Y, si es un déspota el que queréis destronar, ved primero que su trono, erigido dentro de vosotros, sea destruido. Porque, ¿cómo puede un tirano mandar a los libres y a los dignos sino a través de una tiranía en su propia libertad y una vergüenza en su propio orgullo?
Y si es una pena lo que queréis desechar, esa pena fue escogida por vosotros más que impuesta a vosotros.
Y si es un miedo el que queréis disipar, la sede de ese miedo está en vuestro corazón y no en la mano del ser temido. En verdad, todas las cosas se mueven en vosotros como luces y sombras apareadas.
Y, cuando la sombra se desvanece y no existe más, la luz que queda se convierte en sombra en otra luz.
Y, así, vuestra libertad, cuando pierde sus grillos, se convierte ella misma en el grillo de una libertad mayor.